Mochileando por el Mundo: Del 26-10 al 05-11-2012 Kho Phi Phi

Estos días en la isla se nos han pasado volando, hemos de reconocer que hemos estado bien, quitando un par de incidentes. Las playas nos han parecido espectaculares, las vistas desde el mirador no nos han decepcionado, pero han habido algunos factores que han hecho que no otorguemos a las Phi Phi la categoría de paraíso, empezando por el ruido de las barcas que no dejan de pasar todo el tiempo rompiendo el silencio durante el día y muy buena parte de la noche y siguiendo por el precio de casi todo, por las calles llenas de tiendas de souvenirs que hace que parezca Lloret de Mar y por el agobio de los de las tiendas de submarinismo, que no paran de sonreirte y ofrecerte su ayuda para ver si les contratas algún cursillo.... Y por supuesto, por las multiples fiestas que se montan por la noche, que te dan ganas de irte corriendo cuando ves a todo el mundo borracho y comprando unos “cubos” de alcohol de diferentes tipos de combinados.
Pero como somos gatos viejos, vamos saltando los obstáculos a medida que se presentan. La comida la salvamos en la isla de la siguiente manera:
Desayuno. Cada día café con leche ( sobres de 3 en 1) con galletas (que traíamos de la península, ya he dicho que somos gatos viejos).
Comida. Opción 1. Compramos en el 7-eleven una bolsa grande de pan bimbo, atún en lata, y la tienda gratuitamente nos suministra, tomates, pepinos, ensalada, mayonesa, ketchup, mostaza, combinación perfecta para hacernos unos sándwich para chuparnos los dedos.
Opción 2. Ir al mercado local y comprarnos un plato combinado que consiste en arroz al curry, verduras, huevo duro o tortilla, y un pescado o un trozo de pollo, todo esto con su salsa que ni olíamos de lo picante que es.
Cena. Si o Si noodles del 7-eleven, ya que seguimos llevando en nuestras mochilas nuestro super-hervidor de agua..
Los noodles nocturnos los acompañamos de una Fanta, porque la BM con su buen ojo encontró una tienda que la Fanta estaba de promocion porque caducaba en un par de días, y ni cortos ni perezosos nos aprovisionamos de Fanta para toda la eternidad.
Los 2 incidentes que he mencionado antes consisten:
Incidente 1: La segunda noche que nos fuimos a la cama, empezamos a oír música con poderes para mover las paredes y el mobiliario. La BM se levanta a las 3 de la mañana, cansada de tanto berrido y , averigua que cerca de nuestra habitación hay un karaoke y hoy es una noche especial, pero que estemos tranquilos que no se volverá a repetir.
La tercera noche tenemos la fortuna que justo al lado del karaoke celebran la fiesta de la isla, con lo cual volvemos a pasar otra noche con los parpados levantados.
Pero como somos gente de buen corazón le damos otra oportunidad a la habitación, que por desgracia no sabe valorar, el karaoke reaparece otra vez obligándonos a cambiar de alojamiento.
Incidente 2: En nuestra nueva habitación, mejor que la anterior por el simple hecho de tener internet tenemos una vecinas en la puerta de enfrente que cada noche cuando vuelven de fiesta hacen que la BM se levante y les pida un poco de silencio, y ellas muy educadamente le responden que perdón y se meten en la habitación, para seguir hablando a grito pelado. Como el incidente se repite cada noche con el mismo dialogo, nos tememos que se cachondean de nosotros, y como no podemos hacer nada y son 5 minutos (hasta que se caen al suelo de las borracheras que pillan) al final nos lo tomamos a risa y nosotros nos cachondeamos de ellas.
En las playas hemos subido nuestro nivel de castellano, porque es casi el único idioma que se oye, tenemos la sensación que regalan los billetes de avión cuando compras mayonesa Kraft, porque si no no lo entendemos.
Por suerte, las excursiones por la jungla para explorar playas y bahías nuevas, nos resultan muy gratificantes. Cada día descubrimos nuevos rincones de la isla, tranquilos y sin aglomeraciones, que nos permiten disfrutar de sus aguas cristalinas y maravillosas. Podemos entender porque en su día fueron un paraíso, aunque actualmente..... hay que escarbar un poco para poder disfrutarlas.
Finalmente, tras 12 noches en Phi Phi, decidimos que ya es hora de movernos y probar nuevos horizontes. La compra del billete de barco para Ton Sai (en la península de Krabi) no es nada fácil. Hay precios de todo tipo (aunque se supone que hay un solo barco) e información confusa sobre si incluye o no la barca que viene a recogerte al ferrys para llevarte a tierra y tras mirar y comparar, decidimos comprarlos a una “western”, ya que los tais no hablan casi ingles y no hay manera de que nos respondan a las preguntas que les hacemos coherentemente. Con los dedos cruzados nos acostamos por ultima vez, rezando por dormir una noche del tirón....