lunes, 9 de febrero de 2009

28/01/09 de Don Det a Champasak (Laos)

Volvemos a ver la salida de sol, recogemos las mochilas, liquidamos la cuenta y hacia el embarcadero, aqui compartimos barco con una pareja de jubilados que se esta haciendo Laos en bici, hay personas que mantienen el espiritu y el cuerpo joven y aventurero. Al llegar a la otra orilla buscamos la estacion de buses, donde nos encontramos montados en la parte de atras de una furgoneta, con 2 bancos a cada lado y uno central en el medio, huelga decir que donde caben 10 personas caben 30 incluidas sus pertenencias, el viaje dura 2 horas, a pesar de ver unos paisajes espectaculares se nos hace pesado y largo. Nos dejan en un cruce y hasta el ferry's hay unos 5km, decidimos hacerlos a pie, a pesar del sol y la calor. No recorremos ni 500m cuando se para una furgoneta que se ofrece a llevarnos a Champasak, al principio rehusamos la oferta pero despues la aceptamos, nos montamos en la parte de atras, con toda la mercancia, sacos y pescados. Llegamos junto al ferry's antes que parta, hay un grupo de turistas de camisa blanca y la lonely en la mano, nos miran como si fuesemos raros. Cuando llegamos a la otra orilla el conductor nos hace senyas para que volvamos a subirnos, nos dejan en medio del pueblo. A partir de aqui, lo de costumbre: peregrinar por las guest-house. Pasada la hora, encontramos una habitacion de madera con un balconcito y sus sillas. Aqui no hay hamacas, una pena, pero nos las arreglaremos... Champasak es un pueblo muy largo, basicamente cuenta con dos calles paralelas, asi que visitamos la oficina de turismo, comemos alguna cosita y aprovecho para cortarme el pelo. El metodo es curioso y sencillo. El hombre me sienta, me mira y empieza a cortarme el cabello. De tanto en tanto, se para para volverme a mirar y equiparar los cortes de un lado y otro. Termina y me voy. Ni siquiera me pregunta como lo queria. A la BM le gusta mucho, he vuelto a rejuvenecer!!
Nos pasamos el resto de la tarde perdidos entre las cabanyas y arrozales. Siempre seguimos la misma pauta de conducta: caminamos sin rumbo y dejando que el azar nos descubra los secretos de los pueblos, y cuando queda una hora y media para anochecer, volvemos a toda prisa a la carretera principal o a algun lugar conocido (que no significa que este cerca, ni mucho menos...) Por la noche cenamos unos noodles precocinados en la guest-house. Nos acostamos prontisimo ya que con el madrugon, el viaje y la caminata, estamos que no nos aguantamos. La ventaja de este pueblo es que tiene electricidad todo el dia y toda la noche, pudiendo recargar las baterias de los moviles y las camaras.