Hoy
por ser el último día nos toca madrugar, hemos de ir a Decatlhon y
queremos ser los primeros, pero al llegar 10 minutos después de que
abriesen las puertas no lo conseguimos. Devolvemos las botas que nos
hemos comprado y el raincover y aunque la dependienta no lo ve claro,
al sabernos las respuestas correctas, no se puede negar. Por si las
moscas salimos rápidamente no sea cosa que se lo piense y no nos lo
quiera cambiar. Próximo reto es cambiar la moneda y comprar comida
para el avión.
La
comida la encontramos rápidamente, antes de coger el metro hasta el
centro y el cambio de divisas la hacemos después de cortarme el pelo
( no podía irme de Chile sin pasar por la barbería). Por fortuna
encontramos un buen cambio. Ya con el dinero justo para la comida y
siendo ya hora nos acercamos hasta el mercado y buscamos nuestro
local para comernos el último Poroto con tallarines.
Como
van siendo casi las 15h decidimos volver a casa y gastarnos los
últimos pesos en chucherias.
Una
vez en casa cerramos las mochilas, nos ponemos guapos para el avión,
charlamos animadamente con Cecilia y sobre las 17h nos despedimos con
el corazón pequeño y empezamos nuestro camino hacia casa.
Ya
sólo nos queda el billete de bus hasta el aeropuerto, y nuestra
sorpresa es cuando llegamos al centro donde hemos de coger el bus y
nos encontramos con una manifestación, con policía, furgones, y
manifestantes tirando objetos. Un hombre de la compañía de buses
nos informa que no hay buses porque no pueden llegar hasta aquí, que
hemos de caminar 5,5km para coger el bus. No tenemos alternativa y
nos ponemos en modo trekking, por el camino, vemos a manifestantes
lanzando objetos, policías manchados de pintura y los carros
policiales que parecen arco iris por las pinturas recibidas gracias a
los manifestantes. También recibimos un buen soplo de gas pimienta
que nos irrita los ojos y la garganta. La cosa no pinta bien y de
momento nos estamos salvando. Finalmente y tras experimentar lo que
son los gases lacrimógenos, antes de llegar a la parada veo el bus y
lo paro, nos montamos en él y salimos de todo este caos.
Una
vez en el aeropuerto salvamos todos los trámites sin problemas y
mientras esperamos poder embargar las imágenes por la televisión de
la manifestación, se ha vuelto más violenta.
Finalmente
subimos al avión, y a partir de aquí disfrutamos de las películas,
dormimos un poco, nos comemos nuestras provisiones y llegamos a
Barcelona una hora antes de lo previsto.
Y
con ganas ya de ver a la familia y sobretodo a nuestras dos
peluditas, Orelotes y Dumba, damos por finalizada nuestra aventura en
Chile.
Antiguos oficios que todavía persisten.... |
No podía irme sin cortarme el pelo con un venezolano! |
Puesto de Colaciones (menús) en La Vega |
El avión con el que vamos a volver a casa. |