sábado, 26 de octubre de 2019

11/10/2019 Pucón

El despertador suena a las 08h, y empezamos con nuestro ritual matutino hasta que finalmente ponemos los pies en la calle. Hoy tenemos planeado ir a Curarreue, localidad Mapuche y me hace ilusión poder verla, así que nos plantamos en la parada de bus y en cuanto pasa el primero con nuestro destino nos subimos a él. Los paisajes hasta la localidad son los habituales de la zona no hay nada que destacar y cuando llegamos al pueblo la primera desilusión, de tradicional no tiene nada, es más bien un pueblo turístico, la oficina de turismo está cerrada pero intuimos que ha ido a desayunar, por los folletos expuestos en la cristalera, vemos un paseo de 15 minutos y el museo mapuche, esta justo al lado. El museo mapuche esta cerrado por reformas y el paseo no tiene nada de interés, más bien es una perdida de tiempo. Cuando estamos de vuelta y pasamos por delante de la oficina la señora ya esta de vuelta, pero para la información que nos da hubiese sido mejor que siguiera con su café. Caminamos un poco por la localidad, intentamos ver un salto de agua pero no lo conseguimos gracias a unos perros que guardan la casa donde está la taquilla y visto lo visto nos volvemos a Pucón, cogemos el primer bus que sale y bye bye Curarreue.
Una vez en nuestra localidad paseamos por ella hasta cansarnos, disfrutamos de las vistas desde una playa y desde la otra e incluso tenemos tiempo de aburrirnos, por la noche una vez en nuestra guesthouse y mientras cenamos llegan dos huéspedes nuevos, con los cuales una vez instalados nos ponemos hablar y a explicar historias de viajes, y caramba, ellos tienen más historias y más anécdotas que nosotros.


La BM, siemrpre disfurtando de los animales

Algodón de azúcar, ideal como tentempié

El lago Villarrica en Pukon, temporada de invierno.


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