Nos
levantamos los últimos, todos están en la cocina desayunando, pero
no importa, nosotros no sólo traemos el hambre sino también la
fiesta, así que nos unimos al dsayuno y a la conversación vuelve a
alargarse (hay que ver como pasa el tiempo cuando uno esta bien).
Sobre las 11h salimos a comprar cafés de sobre, para estos días y
también para cuando vayamos a la isla de pascua.
No
sólo compramos cafés sino también alguna cosa que nos habíamos
dejado de comprar y nos había “desaparecido”. Al volver de las
compras nos sentamos en la salita con Carlos y Cecilia para hablar un
rato más y despedirnos, teníamos hecha la reserva de dos noches en
otro alojamiento, porque Carlos lo tenia ocupado.
No
nos quiere cobrar las dos noches que hemos pasado con ellos ( y la
verdad no creo que mi conversación sea tan buena para merecerme
esto) así que he de acordarme de la lección que aprendí en Sumatra
“ En todos sitios hay gente buena y gente mala “ por fortuna
siempre encontramos a gente buena cuando lo necesitamos porque este
detalle, hace que olvidemos parte de la mala experiencia vivida.
Con
mucho pesar hacemos el cambio de domicilio, sólo son 20 minutos a
pie. El alojamiento esta bien aunque estamos solos y no podemos
hablar con nadie. Después de instalarnos nos tomamos un café con
leche y salimos a caminar hasta la Plaza de Armas, que está muy
animada: gente bailando cuecas (baile nacional), jugando al ajedrez
rápido, vendedores de todo tipo, artistas callejeros.... bueno que
uno no se aburre.
Ya
de noche regresamos a nuestra nueva casa y de camino cenamos un arroz
con leche al estilo peruano.
Ya
en casa, nos ponemos cómodos, hacemos la colada, planificamos el día
de mañana y nos vamos a dormir.
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De nuevo en Santiago |
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Palacio de Justicia, Santiago |
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Paradas de comida peruana |
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Bailes en la Plaza de Armas |
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