Mochileando por el Mundo: Del 24/09 al 03/10/2019 La Isla de Pascua

Estos días en la isla han sido maravillosos.... La Isla ha superado nuestras expectativas con creces des de el primer momento, desde nuestra llegada...

El camping que reservamos es sencillo: es más bien el jardín de una casa donde el propietario ha plantado 10 tiendas. Hay dos cocinas y un porche con mesas y sillas, para sentarse a comer o relajarse hablando con el resto de huéspedes y dos baños completos.

Nuestro vuelo de Santiago salió con retraso de 4 horas, a causa de una tormenta en la isla. Así que llegamos a las 2 de la mañana (las 4 para nosotros) y Nelson, el propietario del camping, nos estaba esperando para llevarnos al camping. Eso sí, sin el collar de flores con el que se supone que debería recogernos para darnos la bienvenida a la Polinesia.

Para movernos en la isla hemos ido en autostop a todas partes y no hemos tenido ningún tipo de problema. Sólo alzar el dedo, cualquiera se detenía para llevarnos, por momentos mi dedo es más poderoso que la barita de Harry Potter. Nos han recogido turistas, rapa nuis y chilenos, todos muy amables. Eso nos ha permitido movernos mucho y sin ninguna dificultad.

Los lugares más impresionantes de las islas son los 4 “ahu” (altares) con moais, cada cual más interesante y la cantera de moais, un lugar único.

Al lado mismo de Hanga Roa (la única población de Rapa Nui) vimos los primeros moais, justo al lado de la caleta con las barcas de pescadores, donde también es posible ver tortugas, cosa que nos ha fascinado. Hay más de 100 tortugas viviendo allí, según nos cuentan, y la más vieja de todas, tiene más de 100 años.

A 10 minutos a pie de la caleta, está el moai con ojos (Tahoi) y uno de los 4 altares, con 5 moais muy antiguos. Aquí es donde cada atardecer se reúnen los turistas para despedir al gran sol. Lo que nos sorprende es el verde que rodea todo y que en contraste con la negra roca volcánica y el azul turquesa del furioso pacífico. El paseo hasta Tahoi es precioso, lleno de estatuas. Se pasa por el cementerio, muy interesante con sus lápidas Rapa Nui.

El altar más grande de la isla es el de Tangariki, con 15 moais, uno de ellos con “pukao” (gorro rojo de piedra volcánica roja) y que se encuentra justo enfrente de Ranu Ranuraku, la cantera de moais y uno de los lugares más impresionantes de la isla, donde el día que lo visitamos, pasamos horas mirando los moais clavados en el suelo, a medio construir. En Tangoriki, por supuesto, es el lugar donde se reúnen todos los turistas para darle el buen día al gran sol. Como nosotros también somos turistas el penúltimo día vamos a verlo con Ivan y Enrique, dos compañeros de cámping. Ivan se ofrece a llevarnos y ver la salida todos juntos, aunque el mana de la isla no le debe parecer bien porque el día hoy amanece nublado. Después de ver las nubes visitamos un par de sitios más juntos y nos despedimos, nosotros hoy nos quedamos por esta parte de la isla.)

En el centro de la isla, hay un altar con 7 moais que hemos podido disfrutar muchos ratos a solas y desde ese altar sale el camino que sube al volcán TereVaka, un trecking de una hora aproximadamente de subida y desde donde una vez arriba, puedes ver la costa alrededor de toda la isla o lo que es lo mismo, mires donde mires sólo ves el pacifico, y te das cuenta de lo pequeña que es la isla.

También está Orongo, la aldea ancestral con un museo que te explica toda la historia de los hombres pájaros, reconstruido para que puedas hacerte una idea de como eran las cosas en esos tiempos. Y junto a Orongo, el volcán Ranu Kao, cuyo cráter se puede prácticamente rodear y desde donde hay unas vistas al lago volcánico que se crea en el interior del mismo y hacia el pacífico que te deja enmudecido.....

Pero uno de nuestros lugares favoritos, es la playa de Anakena, donde se encuentra el cuarto ahu, rodeado de arena blanca con palmeras y detrás de éstas ,sus correspondientes aguas turquesas, donde el segundo día en la isla nos apalancamos con nuestras toallas y nos deleitamos en las aguas del pacífico, mientras detrás teníamos los moais a nuestras espaldas...

Una vez de noche nos recogíamos en nuestro camping, donde mientras cocinábamos, cenábamos y nos tomábamos un café compartíamos el día con los demás, para mi infortunio sólo se hablaba en inglés, y con lo oxidado que lo tengo me costó bastante expresarme aunque nada entenderlo, vamos que básicamente escuchaba y callaba. Entre nuestros compañeros se encontraban un italiano, una francesa, un hawaiano, una inglesa y posteriormente una española, Ivan y Enrique y las últimas noches otros dos franceses

No ha faltado tampoco alguna salida nocturna a ver las estrellas, con el cielo iluminado por millones de ellas. La última salida la hacemos la última noche y regresamos empapados a casa, ya que nos cae una lluvia torrencial encima....

El último día nos dedicamos a disfrutar de la isla, de la mejor manera que sabemos, un día de playa en una piscina volcánica al lado del mar, para leer y descansar, y aunque nos ponemos crema de sol nos acabamos quemando....

Como nos sentimos atrevidos, hacemos el chekking online desde el wifi gratuito de la plaza de Hanga Roa, incluso elegimos asientos, así no hara falta llegar tan pronto. Estamos que nos salimos....

En los 10 días que estamos en la isla, hemos gozado de 8 días de radiante sol y dos de lluvias, un buen promedio, que no nos ha impedido movernos todos los días.

Como anécdota sobre cosas que “nos abandonan” en este viaje, cabe decir que la BM se queda sin chaqueta (se la deja olvidada en uno de los coches que nos recoge) y sin botas (se le desprende la suela de una de ellas...)

El día 4/10 nos levantamos pronto, volvemos a jugar al tettrik de las mochilas, desayunamos y caminamos hasta el aeropuerto, donde pasamos todos los controles sin problemas, nos subimos al avión y aquí se termino nuestra aventura soñada de la Isla de Pascua.