Mochileando por el Mundo: Del 13-07 al 16-07-2012 Danba

Estos días nos hemos llevado una buena dosis de tranquilidad, paz, paisajes de ensueño, y sentarnos en medio del prado o encima de enormes roca sa contemplar las vistas y a escuchar el silencio. Los pueblos que hemos visitado están todos a cortas distancias de Danba (7-8 km) y para visitarlos hemos ido andando o hecho autoestop, una modalidad que podemos reconocer se nos da bien.... y si no tuviésemos que volver a Chengdu por razones familiares, nos hubiésemos quedado mas días explorando la zona o simplemente disfrutando de sus alrededores.

Visitamos el pueblo mas bonito de China según el National Geografic, y si que es bonito, pero mas nos encanta su gente, amable, sonriente y muy hospitalaria, que por cierto no nos deja de dar manzanas y peras. Pasear por el pueblo ,que esta en una ladera es una experiencia religiosa, pues tas lleno de arboles frutales y sus sombras, desde donde se oye el sonido del agua constantemente (hay canalizaciones) y la gente local te regala sonrisas allá donde vayas... Por descontado la visita al pueblo tiene una taquilla, pero curiosamente 20m antes de llegar a la taquilla nos desviamos por un camino bien ancho por el cual incluso puede pasar un coche y todo.

Otro de los días visitamos las famosas torres miradores, que personalmente no nos parecen nada espectaculares, sino mas bien chimeneas de fabricas. Pero el lugar vale la pena y mas su gente, hasta tal punto que un hombre nos invita a comer en su casa con su familia y podemos ver la casa por dentro. Otro día mas, mi barba vuelve a triunfar entre el publico masculino y femenino, es una pena que me tenga que afeitar y cortar el pelo por culpa de inmigración.

El cuarto día, lo pasamos enterito en el hotel.... y es que llueve, tenemos una habitación bonita y wifi, así que.... para que estresarse...

Pero la mejor visita la hacemos el quinto y ultimo día, cuando visitamos un pueblo con unos paisajes que nos desencajan la mandíbula.... Es una gozada, algo indescriptible, con su arquitectura, sus casas de piedra, sus laderas llenas de flores y su silencio a todo volumen, ya que el pueblo no tiene carreteras ni trafico, solo un pequeño camino empedrado por el que pasear y relajarse.

Después de esta dosis de relax, ya estamos preparados para ir a buscar a mis suegros. Ademas, queremos intentar llegar a Chengdu haciendo autoestop (la experiencia de hacer “dedo” nos esta gustando, es otra forma diferente a viajar a como lo hacíamos hasta ahora: sin horarios, sin garantías de llegada y sin saber nunca quien te puede recoger, es decir, una aventura) y no podemos correr grandes riesgos, ya que no se trata de dejarlos tirados en el aeropuerto.

La ultima noche, no es tan tranquila como quisiéramos, ya que el ordenador nos hace el tonto: el antivirus no aparece, hace ruidos extraños... y esa “preocupación” no nos deja descansar tranquilos. Con mucha pena, preparamos la mochila para el traslado, esperando a ver que nos depara el nuevo día....