Por
primera vez desde que llegamos hemos dormido sin música ni ningún
tipo de ruidos y sin mosquitos, estamos con las energias a tope.
Desayunamos en nuestra terraza con vistas y como no tenemos prisa nos
deleitamos con ellas. Después terminamos de cerrar las mochilas y
caminamos hasta la agencia donde nos la guardan. El pick-up nos
recogerá a las 12:20, así que aún tenemos unas 3 horas para hacer
de turistas. Nos dedicamos a investigar nuestro barrio, ya que los
días anteriores nos los hemos pasado en el barrio asiático. Y la
verdad es que nos sorprendemos, ya que encontramos un Carrefour y
grandes supermercados que nos permiten empezar a familiarizarnos con
los precios locales.... y dándonos un respiro de tranquilidad, ahora
que vemos que no vamos a volver arruinados a casa....Aprovechamos
para investigar también hoteles y albergues, por si encontramos
alternativas para la vuelta. No nos gustaría tener que volver a
nuestra disco-habitación, pero todos los hoteles y pensiones que
encontramos están junto-frente-sobre bares-karaokes-discotecas....
Ya veremos que hacemos a la vuelta... Como el viaje dura 7 horas, nos
compramos un par de barras de pan y queso de untar, no sea caso que
perdamos algún gramo durante el trayecto. Finalmente, a les 12.20
nos plantamos en la agencia y a las 12.30 en punto aparece nuestro
minibus que nos lleva junto con otra pasajera a la estación central.
Nuestra sorpresa es enorme al encontrarnos una estación limpia,
grande y tranquila... y descubrir que sí era verdad que los precios
eran los que eran y que no había otra alternativa más económica....
El bus sale a la hora prevista, las 13.30. Nos subimos a un autobús
de primera, con pantallas de entretenimiento individuales para cara
pasajero, con películas, juegos interactivos. Hay dos conductores y
un “azafato” que sólo salir nos sirve un vaso de agua a cada
uno. Nos sorprendemos de la comodidad y el espacio, ahora entendemos
porque la mayoría de la gente hace el viaje de noche (al menos no
hay música). Al cabo de un par de horas, todavía no hemos ni
siquiera pasado el aeropuerto por el que llegamos. El azafato nos
sirve bebidas (café, te, zumo, coca-cola, naranjada...) y pastitas.
Aunque sólo nos toca una por pasajero, alargamos la mano cuando no
mira y nos llevamos una segunda ración, jejeje. En un momento dado,
hacemos una parada larguísima, hasta que llega otro minibus con
pasajeros que se incorporan al nuestro. Cuando han pasado un par de
horas más, nos vuelven a servir bebidas. Y finalmente, media hora
más tarde de lo previsto, de noche y con lluvia, llegamos a
Safranbolu. Bajamos del bus y un turco nos indica que hay transporte
gratuito al centro. Le enseñamos el nombre de nuestro hotel y nos
invita a subir, hablando con el conductor para que sepa donde vamos.
A estas alturas del viaje, estamos realmente sorprendidos con la
amabilidad turca, por como intentan entendernos aunque no hablen ni
una palabra de inglés... El minibús nos deja en una esquina y
gracias a maps.me llegamos a nuestro hotel en 5 minutos. Desde luego,
esta aplicación que descubrimos en Kirguistan, es un tesoro....
Llegamos al hotel y nos quedamos enormemente sorprendidos con lo que
encontramos: una casa otomana totalmente reformada y iluminada, en
una calle empedrada al lado de la mezquita. No podemos creer que este
sea nuestro alojamiento, fue los más barato que encontramos en
Booking.es.... El recepcionista-propietario, nos recibe amablemente y
después de una negociación sobre el precio de la lira turca (el
hotel lo reservamos en euros y el pago hay que hacerlo en moneda
local), llegamos a un acuerdo. Nos enseñan nuestra habitación que
es increíble, con un techo abovedado, detalles arabescos y cuarto de
baño absolutamente modernismo y nos informa que el desayuno es a las
8:30, ya que está incluido en el precio.... Nos comemos la segunda
barra de pan que nos queda con el queso (la primera nos la hemos
zampado antes de subir al bus), nos pegamos una ducha y mientras la
BM hace la colada, me encargo de escribir el blog.... Cuando las
persianas de los ojos se me cierran, nos metemos en la mullida cama
de sábanas inmaculadas y en menos que canta un gallo, se adueña de
nosotros el monstruo del sueño acumulado, que nos lleva al paraíso.
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Puestecitos de kebab. Curiosamente, en Turquia, los kebabs son enanísimos y van a peso... |
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Casetas para gatos en la calle. Los turcos tratan muy bien a los animales callejeros, sean perros o gatos y les hacen casitas y les ponen comida. |
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Nuestro servicio gratuito a la estación de buses |
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Parada en estación de buses, camino de Safranbolu |
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El interior de nuestro bus. |
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