jueves, 25 de octubre de 2018

20 y 21/10/2018 Amasra



Estos días están siendo unas vacaciones, porque el pueblo es muy pintoresco, no le falta de nada y es perfecto para un decorado de película, pero es muy pequeño y no da para más, por lo que nos dedicamos a la contemplación todo el día, desde un banco panorámico a otro o sino desde una roca a otra, y si estamos cansados de descansar, caminamos por el paseo de una playa de punta a punta y si esto no es suficiente caminamos por el puerto, donde la pesca y el pasear de la mano es el deporte nacional del país.
Como nuestro apartamento-ático tiene cocina, a las horas señaladas por nuestros estómagos hacemos las paradas pertinentes para callarlas.
El 20/10 decidimos comprarnos los billetes hasta Ankara para el día 22/10, hubiésemos preferido comprarlos hasta Goreme pero en la capital hemos de cambiar de bus y también de compañía, y desde aquí no podemos hacer reservas, esperemos que todo vaya bien si no, nos tocará hacer noche en la capital.
Como sólo tenemos pagado una noche y los billetes son para dentro de dos días, vamos a hablar con la señora, esperando no haya alquilado el apartamento, por fortuna acepta de buen grado el dinero por una noche extra.
Mientras estamos hablando con la familia, la buena señora nos sube un bol de palomitas recién hechas, que en menos que canta un gallo van a parar a nuestros estómagos.
Los días nos acompañan porque a pesar de estar nublado, hace una temperatura buenísimas y no nos achicharramos bajo el fuego del Dios sol y aunque de tanto en tanto chispea, este no dura ni un minuto.
El día 21 nos dedicamos a holgazanear un poco más y recorrer los caminos que ya hemos recorrido infinidad de veces... Si no nos damos un bañito en el mar negro es por dos razones: nadie lo hace y está lleno de enormes medusas, pequeñas medusas y bancos de medusas que hacen una mancha blanca en el mar... A mediodía decidimos comer un bocadillo de pescado en el puerto y por la tarde nos cae un buen chubasco que nos deja empapados y puesto que hemos de volver a casa a protegernos, nos abandonamos a leer contemplando el mar des de nuestra sala de estar. Cuando ya oscurece, nos damos una última vuelta para ver la bahía iluminada y después dejamos todo recogido para mañana, que toca traslado....

Practicando el deporte nacional

Vistas de una de las dos bahías

Bahía desde otro angulo

Subir hasta la cima tiene sus recompensas...

Nuestro primer y único baño en el mar Negro


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