miércoles, 2 de enero de 2013

08-12-2012 Pakse


Nos levantamos pronto, los vecinos tienen la música muy alta y ya hemos dormido suficientes horas. Desayunamos en la terraza de la GH, en primera linea del río y como el lugar nos parece muy apetecible, decidimos quedarnos una noche mas y aprovechar el día para visitar la ciudad. Parece la ciudad fantasma: no hay nadie en la calle, cae un sol de justicia y hace mucha calor. LA BM y yo somos los únicos penitentes, pero queremos aprovechar el día. Visitamos los dos templos mas importantes de la ciudad y nos acercamos hasta uno de los mercados locales, que esta a 4 km del centro con una misión especial: comprar una hamaca para llevarnos con nosotros a las 4000 islas. La misión se complica, ya que no sabemos el nombre en laosiano y, si estuviésemos haciendo una partida de Dicciopinta con la gente local, no ganaríamos ni el premio de consolación. Curiosamente, todo el mundo tiene hamaca, pero nadie sabe indicarnos donde comprarla. Cuando ya nos íbamos, encontramos una tienda y encontrada una, encontradas todas. Al final elegimos una que nos gusta, y aunque no es el modelo que yo tenia en mente, menos da una piedra... Ya tenemos todo lo necesario para empezar nuestras vacaciones! De vuelta al pueblo, conocemos a una turista con la que hablando un poco de nada, nos termina explicando que en un viaje nocturno en autobús le han robado 500$. Al menos ha tenido suerte que no se le han llevado la documentación ni la tarjeta de crédito. Por supuesto, la policía Local no ha hecho nada por ayudarla.... De vuelta para el centro, paramos en una agencia de viajes donde habíamos visto por la mañana un precio bastante económico para ir a las 4000 islas, incluso mas económico que el transporte local, teniendo en cuenta que para coger el bus local hay que coger un taxi a la estación de buses que esta a 8 km y que vale mas que el billete hasta la isla. Así que sin ser nuestra intención hacerlo de esta manera, decidimos regatear el precio en la agencia, bajarlo todavía mas y salimos de allí con nuestros billetes comprados que incluyen recogida en nuestro hotel, furgoneta con aire acondicionado y barca a la isla. Para cenar, pasamos por el mercado, nos aprovisionamos y nos relajamos en nuestra terracita. Antes de acostarnos, preparamos las mochilas y dejamos todo listo para mañana.

En la puerta de entrada a nuestra habitacion.

El hotel es un oasis de tranquilidad.

Y las vistas son tal y como recordabamos en Laos

Monjes durmiendo la siesta a los pies de buda

Mi nueva hamaca.

Desayunos con vistas.

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