Mochileando por el Mundo: 29/07/2017 Arnslanbob. Cascada grande.

Me despierto antes que la BM y cuando la despierto se me queja, que por un día que duerme la podía dejar dormir, toda la tonteria se le quita de encima cuando ve que son casi las 10h. En mi viaje al baño, a la vuelta un hombre me regala un cuarto de melón (el karma que actúa rápidamente, y compensa el despertar de la BM). El desayuno de hoy es potente, yogurt liquido, miel 100% natural, para endulzar el sabor agrio del yogurt y un cuarto de melón. Con este desayuno de campeones no nos queda otra que ir a visitar la cascada grande que esta a unos 6km, hemos leído en otros blogs que son unas cuatro horas en total.

Sobre las 11h pasadas ponemos nuestras botas en la calle, a pleno sol, nos aprovisionamos un poco para la excursión del día y empezamos a andar. Para ir a la cascada todo es subida y con la calor y las barrigas a punto de explotar se nos hace cuesta arriba, nunca mejor dicho.

Por el camino, nos encontramos una feria, totalmente surrealista, y esta animadísima a pesar del calor que hace. Automáticamente nos incorporamos en este submundo y nos ponemos en modo disfrute. Para empezar nos compramos unas patatas fritas y luego nos recorremos la feria con los ojos y oídos bien abiertos para no perdernos nada, incluso tienen una discoteca que esta en pleno funcionamiento, y esto que son las 13h. Le propongo a la BM subirse a las sillitas, pero se niega en redondo, ahora ya sabe que siente uno cuando va a la feria y nada ve seguro.

Después de un buen rato damos por finalizada la diversión y seguimos nuestro camino, a la BM le cuesta horrores seguir y mis ánimos ya no funcionan. Al final llegamos a la cascada, pero como estamos en Kirguistan, lo mejor siempre es para el final, los últimos 200m con un desnivel de 150m, con taquilla incluida. Para saltarnos la taquilla bordeamos el recinto vallado que han hecho, para incorporarnos más adelante a la dura subida, y sí, finalmente llegamos arriba y podemos contemplar la cascada de unos 80m de altura en todo su esplendor.

No estamos solos, hay dos familias con niños y sin mujeres, y como la BM en este viaje no para de regalar caramelos (o al menos lo intenta, porque los niños siempre le dicen que no y marchan corriendo) el grupo de padres, agradecidos, nos regala un souvenir del lugar: un ciervo de madera con el nombre de la cascada. Les damos las gracias pero nos sentimos mal... cada vez que regalamos algo, nos hacen un regalo aún más grande y esa generosidad nos abruma....

La bajada se nos hace casi tan dura como la subida y cuando por fin llegamos al pueblo, nos regalamos inmediatamente una Coca-cola bien fresca y buscamos un lugar para cenar. Vamos a un local que ayer vimos lleno de gente local y para nuestra sorpresa, la comida está riquísima y las porciones son grandes. Además, nos regalan una ensalada fresca. La BM le regala una pelota al hijo del dueño, que nos ha servido la mesa (un niño de 7 años) y éste se pone supercontento, pero la alegría le dura poco, este tipo de pelotas rebotan como si estuvieran poseídas y el niño la termina perdiendo. Por suerte para él cuando terminamos de cenar la BM se la encuentra de nuevo y le saca una gran sonrisa.

Con las barrigas bien redondas regresamos a nuestra guarida, donde nos aseamos, nos ponemos cómodos y hacemos la colada en el rio. Con todo hecho sólo nos queda relajarnos y esperar a que venga el sueño para bajar persianas y entrar en el mundo paralelo.