No sabemos que hacer, si quedarnos o irnos. Visitamos un poco el pueblo y la playa de Blue Lagoon. No nos convence, asi que recogemos todo y salimos en busca de una bemo que nos lleve hasta Amlapura. Esta vez no preguntamos precios, simplemente nos subimos en ella y una vez llegados a destino pagamos lo que dice la guia. Y punto! Protestan un poco, pero ya esta. En Amlapura, cogemos otra bemos hasta Tirta Gangga y volvemos a hacer lo mismo. Si ellos tienen cara para pedirnos barbaridades nosotros tenemos mas los precios locales!!! Hemos aprendido que si alguien tiene que enfadarse, mejor que sean ellos que nosotros... aunque su unica cara es de decepcion, por no haber conseguido dineritos extras... En Tirta Gangga la peregrinacion dura poco ya que encontramos alojamiento rapidamente. Lo bueno de estar en la isla de Bali, es que los alojamientos son de mayor calidad. Una vez instalados comemos y caminamos por los alrededores del pueblo, entre campos de arrozales, perdiendonos por senderos y disfrutando de las vistas. La zona es muy tranquila e invita a tomarse las cosas con tranquilidad. Los arrozales estan verdes, y con la luz del atardecer, los colores cobran vida, y se vuelven mas intensos si es que eso es posible. Con los ultimos rayos de sol, entramos al Palacio de Agua, donde nos unimos a la gente local para banyarnos y ducharnos. El lugar es increible: varias piscinas construidas con roca volcanica, con fuentes y jardines. En europa este lugar tendria categoria de balneario! El agua la canalizan de un rio, pasa por las diferentes piscinas hasta salir por otro extremo.
Una vez aseados, cambiados y bien refrescados, cenamos y regresamos a la guest-house.
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