viernes, 3 de agosto de 2012

28-07-2012 De Kanding a Tagong


A las 7 estamos arriba, hemos quedado con Julio a las 8:00. A las 08:00 estamos todos en la calle desayunados y preparados para buscar un transporte. El primer tanteo ya nos resulta muy favorable, frente a los 80 yuanes por persona que nos habían dicho en la GH, en la calle nos ofrecen 50Y. Aun Así, nosotros queremos encontrar transporte por 40Y. Al cabo de 20 minutos, conseguimos dicho transporte. La primera parada la realizamos al cabo de media hora en casa del conductor, donde tiene que hablar con la familia y nos invita a que vayamos al WC. Tras una larga parada, le obligamos a continuar el trayecto, durante el cual el conductor nos recuerda constantemente que somos muy inteligentes, ya que solo le pagamos 40Y por persona.... Sobre las 13 horas, el hombre hace una parada en un prado lleno de flores en el que hay un tenderete donde tomar refrescos y comer. El lugar es idílico, y todos sacamos las cámaras para hacer fotos. Ninguno de nosotros consume nada, decidimos esperar hasta Tagong que ya esta cerca. Pasada una hora, el hombre sigue sentado dentro de la tienda y le empezamos a decir que es hora de irnos, pero el no parece tener prisa... Cuando finalmente estamos todos dentro de la furgoneta, el hombre del tenderete nos quiere cobrar 5Y por persona por haber hecho fotos al prado. Por supuesto, nos negamos, pero el señor, compinchado con nuestro conductor, no nos deja cerrar la puerta de la furgoneta y nuestro conductor dice que si no pagamos, el no puede irse. Cansados de la situación, descargamos nuestra mochilas y nos bajamos de la furgoneta. El conductor, viendo que su botín desaparece, insiste en que subamos de nuevo y ya marchamos. Nosotros le hacemos caso, pero una vez dentro, el tibetanos de 2 metros se vuelve a poner en la puerta y su mujer pegada al cristal delantero de la furgoneta. Tras 10 minutos y viendo que la situación no cambia, volvemos a coger las mochilas, nos las ponemos en la espalda y nos marchamos andando. El conductor no deja de chilla “Oh, Dios Mio, oh Dios mio....”, pidiéndonos que regresemos a la furgoneta, pero nosotros seguimos andando. La suegra esta histérica y nos pide por favor que paguemos, pero nosotros no cedemos ni a las presiones del conducto, ni a las del tibetano ni a las de mi suegra. Por suerte, Julio, es tan firme como nosotros. Y tras 200 metros con las mochilas a cuestas, y oyendo al conductor como nos ruega que subamos o le paguemos, decidimos subir, advirtiéndole que si vuelve a hacer otra parada por el camino, no vera ni un yuan. El camino hasta Tagong transcurre sin nuevos incidentes y durante el transcurso de este, el conductor ya no nos recuerda mas lo listos que somos, creo que 40 yuanes por cabeza ahora le parecen razonables después de todo lo sucedido. Ya en Tagong, la misma señora de siempre, nos lleva a su GH. Como ya la conocemos, vamos directamente a la habitación que nos interesa, con 3 camas, sofás, grande y luminosa. Julio se va a la casa de al lado, donde la BM y yo nos alojamos la primera vez. Como tenemos mucha hambre, nos vamos los 5 a comernos una buena sopa. Luego nos paseamos por el monasterio del centro, andamos hasta el mirador del pueblo, donde tras 30 minutos disfrutando del césped y las flores, aparece un niño tibetano subido en un caballo que pretende cobrarnos por estar en “su prado”. Cansados de tanta tontería, decidimos irnos. De vuelta al pueblo, mas paseos, cena y retirada a nuestra habitación, a pegarnos unas partiditas al Rumikub, que hoy ha sido un día intenso.

En el prado "de pago"


Dando la vuelta a las ruedas de las pregarias del templo de Tagong

Como todavia es temprano, paseamos por los prados del pueblo.

Primeros contactos con los peregrinos.

Los suegros disfrutan junto a los caballos.
Disfrutando del prado, hasta que nos echa de el!

Banderas tibetanas.

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