06/08/09 Rantepao (Tana Toraja)

Nos volvemos a despertar a las 6, pero hoy nos tomamos el dia para conocer Rantepao, ya que no la conocemos con luz. Llevaos dos dias que antes de regresar al hotel, miramos tiendas de arte Toraja y tenemos echado el ojo a un cuadro de madera con el grabado de un gallo (tradicional Toraja), asi que tenemos pensado adquirirlo, aunque primero miramos en otras galerias por si vemos algo que nos gusta mas y tambien nos pasamos por correos para conocer el coste de los portes y, como no, nos va a costar mas enviarlo que comprarlo...
Al final decidimos comprarlo. La negociacion nos lleva media hora, pero jugamos con la ventaja de ser los primeros y de pasarnos todo el dia, si hiciera falta, hasta conseguir el precio. Mientras que lo empaquetan, volvemos al hotel a buscar la bandeja que compramos y antes de llegar a correos, compramos un saco y lo empaquetamos todo junto. A las 10 salimos de correos. Estamos emocionadisimos! Esperamos que llegue a casa. Tardara un trimestre. Aprovechamos y compramos los billetes de bus a Poso para manyana, que sale a las 8 de la manyana y no llega hasta las 23 horas. Toda una odisea! Con tanta emocion, decidimos tomarnos un te y despues emprendemos el ascenso a la montanya de Gunung Singki, de 930 m. Esta muy poco transitado, y en algunos tramos hay que escalar. Eso si, las vistas son magnificas y ves Rantepao y todos sus alrededores. El descenso es tan duro como la subida. Ya es la hora de comer y vamos a nuestro cocinero preferido. Le hago entrega de la foto que le saque ayer despues de la comida y se alegra muchisimo. Por la tarde, vamos caminando hasta Morante. Justo en la entrada del pueblo, estan desmantelando una iglesia y nos regalan unas tablas con grabados torajas. Estamos contentisimos! Luego nos acercamos hasta las tumbas colgantes del pueblo y vemos tau-tau. Nos intentan cobrar para verlos, pero nos libramos y lo visitamos igualmente. A la gente no les hace gracia que nos hayan regalado las maderas. Nos da la impresion que en el pueblo son bastante pediguenyos, mas que nada por que no dejan de pedirnos cualquier cosa. La visita dura bien poco, no nos sentimos a gusto en este pueblo y emprendemos el regreso. A partir de aqui hacemos lo de siempre: ponernos guapos, pasear, cenar y dormir.