viernes, 22 de junio de 2012

12-06-2012 De Serxu Dzong a Serxu

Hoy hace 16 años que la BM y yo estamos juntos, así que esperamos que nuestro próximo destino nos permita tener una bonita celebración, aunque visto lo visto, tampoco es que tengamos grandes esperanzas....
Desayunados y con las mochilas a cuestas, nos ponemos con nuestros eficaces pulgares en la calle de la población y el segundo coche que pasa por allí, nos recoge. El día empieza bien. Los paisajes hasta Serxu (la ciudad moderna) son igual de espectaculares que la ultima vez que nos trasladamos y los perros igual de abundantes y simpáticos también (todos se lanzan contra el coche para saludarnos). En menos de una hora, nos plantamos en la población. Sabemos que hemos llegado por que el conductor nos hace bajar del coche, aunque nosotros nos preguntamos donde esta la modernidad. Creemos que lo moderno viene porque vemos a algún hombre y mujer usando tejanos, aunque un 90% sigue con sus trajes tradicionales. Tampoco entendemos lo de “ciudad”, quizás es que supera las 5 calles (en total deben ser 6 o 7....)
Aunque en principio no teníamos pensado pernoctar en la “gran ciudad”, el hecho de que al buscar la estación de autobuses (según la guía hay dos, la del este y la del oeste), la gente nos mira con cara extraña mientras dicen “mei yo, mei yo” ( no hay) hace que nos replanteemos la situación y nos veamos obligados a quedarnos para intentar buscar con mas calma información sobre como salir de la ciudad moderna, donde no hay metros ni autobuses ni trenes.... y por la calle vemos gente montando a caballo...
El peregrinaje es muy duro.... El primer hotel en el que entramos, nos ofrece precios europeos a calidad tibetana, el segundo, dentro de nuestro presupuesto y con una habitación bastante acogedora, no tiene WC (hay que usar el del mercado publico de la planta baja, que no vamos a describir....). El resto de alojamientos o son caros o son sucios o las dos cosas, y la mayoría de ellos no tienen baño..... Al final la BM encuentra una guest house destartalada y ruinosa que curiosamente tiene unas habitaciones limpias, manta eléctrica en las camas, exterior, de nuestro presupuesto y con WC compartido pero limpio (dentro de los estándares chinos). A mas a mas, con una sala de juegos con ordenador e internet....(que no es para los huéspedes, pero que nos apañamos para que nos lo dejen usar durante algunos minutos). La comida es otro cantar... La gente local sigue viviendo del mercado de gusanos y los precios siguen desorbitados. Por ser nuestro aniversario, comemos en el lugar mas occidentalizado del pueblo, pagando lo que no vale la ración ridícula de comida que nos sirven. Para nuestra alegría, vemos dos supermercados en la ciudad moderna, uno al lado del otro. Y para nuestra sorpresa, los precios son mas caros que los de las tiendecitas locales. Pasamos la tarde paseando por las cinco calles modernas (entiéndase, llenas de barro, polvo, grúas, perros y tibetanos en trajes y olores tradicionales, soportando las miradas de sorpresa, las multitudes a nuestro alrededor para vernos mejor y mas cerca y dando la mano a diestro y siniestro). En esta ciudad tan moderna, el precio de internet es el mas caro que hemos encontrado hasta ahora.... suerte que en nuestra cochambrosa guest house, nos dejan mirar nuestro email. Por la noche, regresamos a nuestra guest house, a realizar el ritual de la palangana, poniendo un énfasis muy especial en la limpieza de nuestras manos. Para la cena, encontramos un local donde nos sirven una deliciosa y enorme sopa vegetariana por un precio razonable. Una vez en la cama, se agradece la manta eléctrica, que nos permite pasar una noche calentita y agradable, entre sabanas limpias, un lujazo!


16 anyos juntos y aqui estamos todavia!

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