Mochileando por el Mundo: 27-02-2011 Mercado de Bontoc y traslado a Sagada.

martes, 8 de marzo de 2011

27-02-2011 Mercado de Bontoc y traslado a Sagada.

A las 7 estamos en pie, nos cargamos las cámaras y nos dirigimos expectantes al mercado que esta a 2’5 minutos de nuestro alojamiento. No hay mucha animación, creemos que es demasiado pronto, pero la cosa no pinta muy bien... A las 10 seguimos igual y decidimos preparar las mochilas por si hemos de irnos... A las 12 ya lo tenemos claro: un churro de mercado. Si bien es cierto que vemos a alguna que otra mujer con atuendos tradicionales y cuerpos tatuados e incluso un hombre con taparrabos, el resto no tiene nada de nuevo para nosotros. A las 13 nos vamos. El viaje es corto: 1 hora y Sagada, según nuestra querida guía, es un paraíso para mochileros, por lo que nos morimos de ganas de verle la cara... Hoy es domingo y debe ser día de excepciones, si el mercado es sosillo, Sagada es un pueblo a la altura... solo ofrece casas forradas de uralita, feas, feísimas.... Empezamos la búsqueda y, a parte de ser feas, son caras. Tras una hora, tenemos claro cual es la mejor de todas, la que tiene las mejores vistas, así que empiezo un regateo exhaustivo con la propietaria hasta lograr el precio deseado. Dejamos las mochilas y nos vamos a explorar un poco los alrededores. Nos dirigimos a la cueva de Sumaging y por el camino “disfrutamos” de las excepcionales vistas de ARROZALES. La BM empieza a estar cansada de tanto arroz. Yo como soy del Delta del Ebro, todavía disfruto de las mismas.

La cueva de Sumaging es espectacular, y lo digo yo, que ya estoy harto de visitar cuevas. En principio, no se admite el acceso sin guía, pero nosotros como tenemos pintas de “israelitas” no nos cortamos y nos metemos para adentro. Se ve claramente por que necesitas guía: la cueva es gigantesca y muy difícil de explorar, con muchas zonas resbaladizas, muchas pendientes, lagos internos y cascadas de agua. Afortunados de nosotros, la cueva esta llena de guías con sus grupos por lo que lo único que tenemos que hacer es seguirlos, pero sin ellos, no hubiese sido posible ver nada. Seguimos uno de los grupos hasta que decidimos que ya tenemos bastante, ya que empezamos a ver el descenso peligroso y vamos cargados con aparatos electrónicos (cámara, ordenador...). Disfrutamos mucho de lo que vemos y nos alegramos de haberlo podido ver. A la vuelta nos paramos en otra cueva que en la entrada tiene centenares de ataúdes. La gente animista del pueblo considera sagrado enterrarse en ataúdes colgados de las cavernas, y aun en la actualidad los que tiene mayor capacidad adquisitiva lo siguen haciendo par estar cerca de los dioses. A la vuelta de la guest house (que es todo cuesta arriba) nos compramos nuestros noodles favoritos, que viene con un regalo: un tapper-ware. Cenamos con vistas a las montañas y al pueblo, calentamos agua para la ducha (se nota el frío nocturno) y nos acostamos en nuestra pedazo de habitación.