lunes, 25 de febrero de 2013

15-01-2013 De Nong Kai a Bangkok

El despertador suena a una hora prohibitiva, no sabemos como levantar las persianas de nuestros ojos. Hemos decidido que desayunaremos en la estación, para no perder tiempo. La caminata, cosa increíble ya que vamos cargados como burros, se hace mas corta que ayer, sera porque vamos dormidos o porque no nos cae el lorenzo encima, pero el caso es que llegamos a la estación media hora antes, incluyendo el pequeño percance con los perros que nos esperan en la esquina de esta y que nos abalanzan encima, suerte que la BM esta conmigo y los pone a todos firmes. Desayunamos en el anden de la estación y conocemos a una parea extranjera que nos informa de que el tren a Bangkok tiene una avería y hemos de coger otro hasta Kon Khan, donde nos cambiaran de tren. Siguiendo sus instrucciones, nos subimos al vagón con ellos y una vez en Kon Kaen cada uno se sienta en sus respectivos asientos. El viae en tren no es nada especial y se nos hace laaaaaaaaargo y muy caluroso. Cuando por fin llegamos a Bangkok, cogemos el bus hasta nuestra zona y ya de noche, llamamos a la puerta de nuestra guest house favorita. Los astros se conjuran en nuestra contra, y la buena mujer nos informa de que esta llena. Probamos en la de al lado. También llena. Probamos en los alrededores. Todo lleno. Encontramos una habitación tipo mini-room de Manila pero con cama doble y ademas cara, con el espacio justo para poner el pie en el suelo, por lo que decidimos seguir buscando No nos queda otra que dividirnos: yo me quedo en una esquina iluminada con las mochilas y la BM se va explorar y abrir nuevos horizontes. Vuelve al cabo de una hora, sin la tierra prometida y con el rabo entre las piernas corremos hacia la mini-room doble rezando para que siga disponible. Tenemos suerte y esta libre (no nos extraña.....). Al menos tenemos un techo bao el que cobijarnos. Tras la ducha, salimos a cenar y para hacer conjunto con la mini-room, nos tomamos una mini-sopa, con mucha agua y un par de fideos, pero es lo único que encontramos abierto en el barrio. De vuelta a la habitación, nos conectamos un rato a internet y sin mas energía, nos abandonamos entre las sabanas.

Con el frio que hace en el tren, la BM aprovecha para estrenar su regalo de reyes.


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