Mochileando por el Mundo: Del 31-08 al 04-09-2014 Fez

Sin haberlo planeado, acabamos pasando 5 días enteros en Fez. Y es que la ciudad, con la medina que tiene, lo vale. Cada manyana salimos a caminar sin rumbo y realizamos kilómetros y mas kilómetros sin descanso. Al principio nos parece imposible poder estar orientados en este laberinto infinito, pero a medida que pasan los días, empezamos a coger puntos de referencia, hasta hacernos el lugar nuestro y bien nuestro. Tenemos nuestros sitios favoritos para comer, para tomarnos un zumo, para descansar.... La única experiencia menos positiva la tenemos en la famosa zona de los curtidores de cuero, donde unos cuantos vividores intentan timar al turista con lo que sea... Pero claro, ir a Fez y no visitar los curtidores, es algo impensable, Así que no queda mas remedio que pasar por sus manos y vivir el mal rato que te hacen pasar. El tema es que no dejan que nadie acceda a la zona, por lo que si quieres verla, no te queda mas remedio que hacerlo des de las terrazas de alguna de sus tiendas. Y una vez en la tienda, pasar el apuro de los vendedores presionándote para que te lleves algo hecho en Marruecos a precio de Suiza.... Por suerte, con todo lo que nos pateamos, acabamos dando con otros curtidores nada famosos, por los que podemos andar arriba y abajo sin limite y sin agobios, aunque al final nos aparece también uno de sus “guardianes” que quiere sacar tajada de los turistas. Por suerte, ya nos conocíamos la zona al dedillo y no le quedo mas remedio que dejarnos pasear por la zona.
Tras 4 noches en el Hostel, finalmente nos trasladamos a un hotel mucho mas económico y cercano a la medina que descubrimos el primer día, pero al haber pagado 4 noches, hasta la quinta no nos pudimos cambiar.
El único punto negro de nuestra estancia en Fez, es el fallecimiento de la abuela de la BM, que nos deja muy apenados y aletargados un par de días, que pasamos como buenamente podemos.
Los últimos dos días, estando ya en el nuevo alojamiento y habiéndose cansado los cazaturistas de vernos callejear, son los mejores, pues nadie nos molesta y nos movemos a nuestras anchas.
Finalizado el quinto día, decidimos que ya es hora de seguir nuestro camino, estamos cansados de subir y bajar la medina, de los curtidores de cuero, de los miradores.... Nos acercamos a la estación de buses y compramos billete a nuestro próximo destino: Chefchaouen, la ciudad azul. Y con esto, dejamos preparadas las mochilas para salir al día siguiente escopeteados: el autobús sale a las 8 de la manyana, tenemos que llegar media hora antes y tenemos media hora de camino hasta la estación, Así que nos espera madrugón!