Somos
los últimos en levantarnos, toda la familia esta despierta y el
fuego de la cocina trabajando a toda máquina. Que bien hemos
dormido!!! Tras vestirnos buscamos un lugar con buenas vistas y sin
ninguna tifa a la redonda (esto último es casi imposible, pero lo
conseguimos) para desayunar. Bien dormidos y comidos vemos el día
con muy buenos ojos, así que nos preparamos para ir a ver el lago
glacial y emprendemos la marcha. En teoría son sólo dos horas, pero
como el lugar es mágico nosotros le echamos más de una hora extra,
el tener que encontrar un lugar para cruzar el río sin mojarnos los
pies ayuda a aumentar el tiempo. El tramo final es una fuerte
pendiente sin un camino marcado que va al lado de la cascada, pero
como es un manto de flores de colores se nos hace amena la subida.
El
lago no es tan espectacular como el de abajo, pero tiene su
encanto,todo estaácerca y es muy acogedor. En las aguas del lago
aprovechamos para asearnos ( porque esto de hacer un homestay con los
nómadas de la montaña, significa que no hay duchas), el agua no
esta tan fría como creía y me apetece bañarme en el lago, la BM no
me deja a pesar de que estamos solos, dice que esta nublado y voy a
coger una pulmonía, una pena.
Como
esta nublado y el viento hace que la temperatura baje, decidimos
empezar la bajada, suerte que no nos llueve ni ha llovido hace poco,
sino, no sé cómo bajaríamos.
Salvados
el primer tramo lo demás es un paseo, nunca mejor dicho. Cerca de
nuestra yurta vemos que están montando otra, así que vamos a
echarle un vistazo, y volvemos a salvar el río “saltando” entre
las rocas. Nos sentamos cerca para ver como la van montando y
aprovechamos para comer, que ya va siendo hora. Justo terminamos
nosotros de comer empiezan ellos y como el cielo se ha puesto negro y
el frío aprieta, volvemos a nuestra yurta a tornarnos un café (dígase
agua caliente con un sobre de nescafe 3 en 1) y entrar en calor.
Con
la temperatura corporal adecuada volvemos a ver como terminan de
montar la yurta, han aparecido más turistas: una familia de
franceses y un par de holandeses sacados de una revista de modelos.
Después de pasar un buen rato y ver terminar de montar la yurta nos
ponemos andar por el lado del lago, ahora ha salido el sol, hace calor
y las vistas han mejorado considerablemente, pero enseguida hacemos
una parada: la pareja catalana que conocimos en Karakol nos reconoce
antes que nosotros a ellos y nos quedamos un buen rato hablando e
intercambiando experiencias con ellos. Cuando se termina la
conversación ( el frío ayuda) seguimos nuestro paseo por el lado
del río, hasta que casi llegamos al otro extremo, donde nos sentamos
a contemplar las vistas.
Cuando
las sombras se apoderan de las vistas, regresamos a la nuestra yurta
(la vuelta nos lleva casi una hora), tras la cena la señora nos pide
que la acompañemos a pescar. Aceptamos un poco escépticos y muertos
de fríos, pero la pesca sólo consiste en recoger la red y en
recoger los peces que han quedado atrapados en la red. Tras cinco
minutos, le decimos a la señora que nos volvemos a la yurta, donde
nos tomamos un café para entrar en calor y nos vamos a dormir.
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Lo que nuestros ojos ven sólo con abrirlos, desde nuestra yurta |
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La señora de nuestra casa, Ainora, tiene visitas |
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Las vistas como podéis ver son espectaculares |
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En la subida al lago glaciar, compartimos camino con las ovejas y cabras |
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El camino no es nada fácil |
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Poco a poco nos acercamos a las montañas nevadas |
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Lo más bonito es el manto de flores que vemos por el camino |
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Y las vistas |
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Por fin llegamos al lago glaciar, como el día está nublado el agua se ve muy oscura |
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En la playita del glaciar |
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La bajada se hace difícil |
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Pero poco a poco, entre las flores, vamos descendiendo |
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Y cuando se acaban las flores, vienen las rocas..... |
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Y después a cruzar el río. |
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El interior de nuestra yurta, con Ainora y su familia |
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Aprendiendo a construir una yurta |
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Después de la comida, vuelta a las andadas |
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Simpática gente local, tomando el sol a la puerta de "casa" |
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Que bonito día! |
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Vistas del lago al atardecer |
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Voviendo a casa...... |
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Por fin, en nuestra yurta después de un día espectacular |
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