jueves, 13 de julio de 2017

Del 05/07 al 06/07/2017 de Barcelona a Bishkek

Por fin estamos en el aeropuerto con nuestras mochilas en la espalda. Hacemos el checking con el único inconveniente que sólo nos facilitan las tarjetas de embarque hasta Estambul, pero en cambio sí podemos facturar hasta Bishkek las mochilas. Nos dicen que no nos preocupemos, que es normal, que les sucede siempre, pero cuanto más tranquilidad nos envía la azafata mas preocupación recibo yo. Como no podemos hacer nada, decidimos pasear un poco por el aeropuerto, comer algo y bebernos los refrescos antes de cruzar el control de policía.
Nuestra compañía, Air Pegasus, es más barato que cualquier compañía conocida, por supuesto que no nos entra la comida, pero la BM viene cargada para alimentar a un regimiento (hambre no pasaremos y el flotador de la barriga tampoco lo perderemos). Por si las moscas, nos repartimos un poco la comida. Yo paso el control sin problema, e pero la BM se a olvidado de vaciar la cantimplora, y por ello la obligan a abrir la mochila y descubren que lleva una cinta americana (la utilizamos para atar los sacos que protegen las mochilas). El guarda no la había visto por el escáner pero si al abrir la mochila y nos la confisca, explicándonos que nos puede permitir pasarla porque con ella podríamos amordazar y atar a la tripulación... Parece que nuestras pintas de terrorista nos obligaran a conseguir otra, pero al menos salvamos la comida.
Mientras esperamos en la puerta de embarque, aparece un azafato con el que ya habíamos coincidido a la hora de facturar el equipaje, que atraviesa a la gente con su mirada y cuando habla... querrías que la tierra se te tragase. Una mujer tiene la valentía de acercársele, a lo que él responde a grito pelado diciéndole que haga el favor de sentarse hasta que él nos autorice a levantarnos. Procuramos pasar desapercibidos, nos da miedo que nos quite nuestras tarjetas de embarque! Todos los pasajeros tenemos la mirada clavada en el suelo, reina un silencio sepulcral y nadie se atreve a mover un dedo hasta que nos dan orden de hacer dos filas. El azafato le dice al primer pasajero de la otra fila que se retire dos pasos hacia atrás, este no se mueve mucho y como castigo deja a esa fila plantada y nos da paso a la nuestra. Que suerte! El interior del avión es clavadito a Ryannair pero en vez de tanto azul aquí el color dominante es el naranja.

El vuelo transcurre sin incidentes. Al llegar a Estambul nos dirigimos al mostrador de checkings, y el personal amablemente nos hace esperar casi dos horas antes de darnos nuestras tarjetas de embarque y dejarnos pasar a la zona de dutty free. La zona no es muy grande pero esta lleno de bandejas de dulces típicos del país que puedes “degustar”.Cuando los dulces nos empiezan a salir por las orejas decidimos sentarnos y esperar mientras nos tomamos un café. Justo le doy el primer sorbo y un extraño me pica en la espalda y me indica que se me ha caido la cartera ( yo nunca llevo cartera), así que la recojo y después de varias indicaciones consigo entregarlo a la policia, el cual debe estar aburrido y empieza acribillarme de preguntas a las cuales no tengo respuesta...
-donde la has encontrado
-donde esta la documentación
-donde está el dinero
-esto es tabaco o otra cosa
-enséñame tu pasaporte
-de donde vienes , a donde vas
y unas cuantas mas que no me acuerdo.... incluso se queda con mi tarjeta de embarque.....Por suerte para mi aparece el hombre de la cartera, responde velozmente todas las preguntas y me deja ir, ya me veía pasando la noche en el cuartelito por hacer una buena acción.
Al final conseguimos subirnos al avión que nos lleva a Bishkek, dormimos todo el trayecto y ponemos pie en tierra sobre las 07:30h.
La primera impresión es que hace calor y del bueno y nosotros con botas altas y saco de dormir potente, estamos pensando en facturarlo, porque vemos que no lo vamos a utilizar. Pasamos los controles sin problemas pero con demora, los funcionarios son lentos. Una vez nos hemos cargado las mochilas, cambiamos algo de dinero para podernos mover un poco por la ciudad. Encontramos el bus sin ninguna dificultad dejando al lado los taxis baratos por solo 10 euros. Una vez en la ciudad nos cuesta lo nuestro encontrar la guesthouse que tenemos reservada por tres de noches. Damos vueltas y más vueltas, preguntamos en todas partes, pero nadie habla una palabra de inglés.....Al fin sobre las 12:30h ponemos pie en nuestra habitación, la señora es muy amable, no habla nada de inglés ni de ninguna otra cosa. Nos enseña la habitación y nos invita a un te con pastas a pesar que no tenemos hambre y solo pensamos en una buena ducha y un cambio de vestuario, al final conseguimos nuestros objetivos.
Por la tarde después de interrogar a otra huésped y sacarle toda la información que podemos sin que pensara que trabajamos para los alemanes, salimos a conocer un poco la ciudad. Lo que mas me sorprende es el silencio y las montañas nevadas que la rodean, aunque no entiendo la calor bochornosa que hace.
Aquí todo esta construido a lo grande, también las manzanas de edificios y eso representa mas kilómetros para nuestras piernas, encontramos unos grandes almacenes donde aprovechamos a tomarnos una Pepsi. Con un poco de azúcar en el cuerpo seguimos nuestra exploración por la ciudad y aprovechamos a cambiar divisas, ya solo nos queda encontrar un lugar para comer, porque en esta ciudad no hay paradas ambulantes de comida.
De regreso de la exploración ( dígase pasear por la calle principal y visitar un par de monumentos que nos caía de paso) regresamos a nuestra nueva madriguera y por el camino como no hemos encontrado nada acabamos entrando en un restaurante donde dan poco, cobran mucho y la calidad mas bien flojilla.

Una vez en nuestra habitación, disfrutamos de los calores residuales del día (no tienen ni aire acondicionado ni ventiladores) y ya de noche apago las luces y bajo persianas.

Nuestras mochilas, listas para la aventura

Últimas despedidas, antes de embarcar

Tomando un café en el aeropuerto de Estambul
Nuestra primera marshrutka hasta Osh Bazar des de el aeropuerto (40 com por persona)

Buscando nuestro alojamiento....

En Bishkek podemos ver muchos bloques de la época soviética

Cuando la calor aprieta, una Pepsi fresquita entra bien, especialmente si es en un centro comercial con AACC

En el paseo de la estación hay diversas marquesinas con unas casitas al lado llenas de libros para leer.

Libros en préstamo, a lo largo de todo el paseo.

Centro de Bishkek

Cuenta atrás para los Juegos Olímpicos Nómadas, que se celebran cada dos años.

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Qué tal un buen plato de noodles?


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