domingo, 4 de noviembre de 2018

04/11/2018 Excursión a Harran


Hoy nos hemos levantado con lluvia y la previsión del tiempo no pinta nada bien... Aún así, decidimos irnos de excursión a la ciudad de Harran, donde hay unas casas colmenas típicas del norte de Siria y las únicas que hay en Turquia. Como nos hemos levantado tarde y en este hotel no nos entra desayuno, antes de empezar la aventura tenemos que aprovisionarnos. Nuestro primer intento es comprar unas pastas en la pastelería de la planta baja del hotel, operación que abortamos ya que nos piden por ellas el presupuesto de dos comidas.... El segundo intento es un restaurante local, donde sólo sirven desayuno turco, del que ya estamos un poco cansados... Decidimos ir hasta la parada del bus y ver que encontramos por el camino. Y por el camino encontramos un restaurante donde sirven sopita de lentejas, que con el frescor del día entra muy bien. Nos pedimos una sopa para cada uno y un plato que tienen fotografiado en la pared y que tiene una pinta estupenda. Todo mejora cuando nos sirven y la comida no solamente pinta bien, si no que sabe mejor... Con los estómagos llenos y con ayuda de la gente, conseguimos encontrar la parada del bus que nos debe llevar a la estación de buses y tras unos minutos, este aparece. Llegamos a la estación y buscamos el dolmus a Harran, que encontramos sin problemas. Sólo somos nosotros y el conductor. A las 11 en punto, salimos de la estación y vamos a la “caza” de pasajeros, pues parece ser que con nosotros dos, no da para ir a destino.... Tras media hora de conducción en punto muerto y en primera y habiendo recogido sólo a un pasajero más, el conductor finalmente enfila hacia Harran. Unos 50 minutos después, estamos allí. Nos esperan en la parada una amable conductor de taxi y un guía que se ofrecen a acompañarnos. Nosotros, también muy amables, les decimos que no hace falta. La ciudad colmena se encuentra a sólo 5 minutos andando, al otro lado de la colina donde estamos. Cubiertos por nuestros chubasqueros, subimos la colina y desde ella nos hacemos una idea de cómo debía ser la ciudad. Hay más de 4 km de murallas y piedras por todas partes... una mezquita enorme en ruinas... y al otro lado, las casas colmenas. Llegamos a ellas y nos sorprendemos porque hay un conjunto de casas, totalmente abiertas y amuebladas para que los turistas podamos visitarlas. Y lo más sorprendente es que nadie nos cobra ninguna entrada..... Todo resulta muy curioso. Por dentro, las “colmenas” están conectadas por arcadas unas con otras y podemos ver cómo se vivía dentro de ellas. Es como si fueran un cortijo. Todo lo que vemos está a la venta, nos informan. Nosotros estamos fascinados haciendo fotos y como llegan otros grupos de turistas con más ganas que nosotros de abrir las carteras, pronto nos dejan pasear a nuestro aire. Cuando salimos del recinto, vemos las ruinas de un impresionante castillo y varios grupos de casas colmenas más. Entramos en otro que también tiene todo a la venta, aunque este no ha amueblado la casa... Y en otros donde no hay nada de nada, sólo las casas abiertas.... Nos paseamos hasta que la lluvia es demasiado intensa para continuar al aire libre. De regreso a la parada de dolmus, pasamos por un mirador para ver los restos de la mezquita y nos parece una imagen sobrecogedora. Realmente, Harraz, donde vivió Abraham, debió ser una ciudad muy importante... Llegamos al dolmus chorreando agua por todas partes, nos subimos en él y en 45 minutos nos plantamos en Sanliurfa. Gracias a la aplicación maps.me, que descubrimos el año pasado en Uzbequistan, le decimos al conductor donde dejarnos y puesto que estamos en la esquina del local donde hemos desayunado esta mañana, decidimos entrar a comer. Pedimos dos platos de “albondigas”, las cuales nos sirven con un montón de aderezo, un delicioso y crujiente pan y una ensalada de tomate, pepino y perejil aderezada con zumo de granada que no tiene desperdicio. Literalmente, nos hinchamos a comer... y cuando nos dicen el precio, ni nos lo creemos: 15 TL (unos 2 euros y algunos céntimos). Decidimos irnos al hotel, a secarnos un poco y una vez allí, como sigue lloviendo, nos tomamos un café y descansamos. Finalmente, cuando vemos que la lluvia se relaja, decidimos bajar al centro espiritual a tomarnos un delicioso y enorme batido de frutas con miel por 2 TL (menos de 30 céntimos) y darnos una vueltecita, pero supongo que los turistas deben estar recogidos en el hotel, porque no hay demasiado ambiente. Decidimos volver al hotel y por el camino, paramos en una pastelería para probar uno de los dulces típicos.

Desayuno.

Recinto de casas-colmena

Interior (sala de estar)

Interior

Interior - Habitación

Interior - Cocina

Nosotros, felices de estar aquí

Interior - Sala de estar

Objetos tradicionales

Restos de la antigua ciudad, dentro de las murallas y de su mezquita

Ñam, ñam, ñam.... Nuestra comida de hoy.

Que aproveche!



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