miércoles, 21 de noviembre de 2018

19/11/2018 Estambul


Hemos dormido como bebés, y según las previsiones la lluvia no llega hasta el mediodía, así que vamos a aprovechar el día.
Primero vamos a la parada del bus que mañana nos llevara al aeropuerto para confirmar horarios y precios, después la BM decide llenarse el buche con una sopa local, yo estoy lleno y no me entra nada más. Y siguiendo con el plan del día previsto caminamos hasta el gran bazar, donde nos acercamos hasta los cambistas para saber la ratio lira-euro, no cambiamos aún porque no sabemos cuanto necesitamos para el día de hoy, o dicho de otra manera, aún no sabemos cuanto pensamos gastarnos.
No pasa ni media hora que encontramos una tienda al por mayor donde hacemos las compras, ahora sólo nos queda relajarnos, incluso cambiamos el dinero que nos sobra y nos dejamos un remanente para el día. Todo nos esta saliendo a pedir de boca, ya es mediodía y mi estomago reclama comida, obligándonos a dejar el bazar e ir al local donde hacen unos bocadillos de pescado buenísimos, yo me zampo dos, la BM sólo uno.
Empieza la lluvia, no muy fuerte pero lo suficiente para que nos pongamos los chubasqueros, esta tarde tenemos pensado ir a la zona real. El tiempo no mejora y la lluvia va ganando intensidad, nos da el tiempo justo para ver por fuera la mezquita azul y el museo Sofia. Incluso nos tenemos que cobijar debajo de un toldo para no quedar empapados, los chubasqueros hacen agua por todos sitios. Como la lluvia no afloja decidimos tomarnos un té y hacer tiempo, pero la cosa no pinta bien, al final afloja un poco y volvemos a nuestra zona como podemos, llegamos empapados, pero no es suficiente para que volvamos a nuestra guarida, primero es lo primero, o mejor dicho, la cena que nos vamos a dar por ser el último día.
La cena está a la altura de las circunstancias, nuestros estómagos nos lo agradecen.. pero la lluvia no sólo no afloja sino que a ido a más, y cuando ya estamos a punto de volvernos a la habitación-discoteca para de llover, ni nos lo creemos, tenemos fuerzas y ganas para continuar mirando e incluso nos compramos un souvenir para nosotros.
Cuando la lluvia vuelve hacer su aparición y viendo la hora que es, no nos queda otro remedio que volver a la guarida, para hacer las mochilas y dejarlas listas para mañana, tomarnos un café e irnos a dormir con una sonrisa en la cara.


Torre Galata

Disfrutando de la terraza de un bar del Gran Bazar

La BM en el Old Bazar

Refugiandonos de la lluvia mientras tomamos un té

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