Suena
el despertador a las 5, nos duchamos para salir fresquitos y vamos a
desayunar. Nos despedimos del señor de los bocadillos de nocilla y
del señor del café, que nos desean muy buen viaje.
Nuestro
primer objetivo de hoy es coger el ferrys para volver a la “gran
tierra”. Aunque en Nosy Be las sirenas nos ofrecen los billetes a
Antananarivo desde el puerto de Ankify, creemos que los precios son
más elevados, por lo que decidimos hacer todos los pasos solitos.
Una
vez en el puerto, nos ofrecen coger una lancha motora, que sólo
tarda 35 minutos en llegar a tierra, mientras que el ferry's tarda
prácticamente dos horas. Evidentemente, el precio es el doble.
Puesto que la venida la hicimos en lancha motora y que sabemos que
los autobuses a Antananarivo no salen hasta el mediodía, decidimos
ir en el ferry's. Subimos a éste y se empieza a llenar de gente y
más gente y más gente y cuando parece que no cabe nadie más, sigue
entrando gente... Como somos turistas, a nosotros nos buscan un
huequecito para que podamos apoyar el culo. Lo curioso es que justo
delante nuestro, queda un espacio vacío y aunque algunos malgaches
intentan quedarse en ese espacio, los responsables del ferry no los
dejan. Y aunque al principio no lo entendemos, de golpe vemos
aparecer un grupo de gente en procesión, siguiendo a un hombre que
lleva una gran cruz de madera del tamaño de una persona. Y entonces
vemos para que es el hueco.... Detrás del señor de la cruz, llevan
un ataud con un muerto dentro, tapado con una sábana. Se abren paso
entre la gente y nos colocan el muerto pràcticamente a nuestros
pies, sentándose después todos alrededor de la caja. Viendo como se
nos presenta el trayecto, la BM quiere salir y coger una lancha, pero
estamos tan apretados que resulta Misión Imposible, teniendo que
resignarnos a viajar con tan grata compañía.... Pese a todo, una
vez el ferry sale del puerto, el viaje es bastante tranquilo y
llegamos sin más a Ankify. Ankify está a 17 km de Ambanja, desde
donde sale el bus a Antananarivo. El precio del bus es totalmente
desproporcionado para los kilómetros que son, pero tras preguntar en
varios taxi-brousses, hay uno que nos ofrece el precio de la guía,
por lo que nos subimos sin más. No hay nadie a bordo, así que nos
toca esperarnos hasta que terminan de cargarlo y de llenarse. Al cabo
de media hora, salimos hacia Ambanja, pero la estación donde nos
dejan, no es la estación des de la que sale el otro bus, por lo que
yo me quedo con las mochilas mientras la BM va a ver si la encuentra.
Tarda muchísimos en volver y es que la otra estación está a unos 2
o 3 kilómetros y hace un sol de justicia.... Ya tiene reserva en el
bus y con la mejor compañía, por lo que nos relajamos un poco y con
las mochilas a cuestas cambiamos de estación, pagamos los billetes
de bus y como quedan todavía un par de horas para que salga el bus,
nos vamos a tomar una merecida Coca-cola fresquita y comer alguna
cosa. El bus sale a las 12'30, con tan solo media hora de retraso y
sorpresa-sorpresa, los asientos que nos han dado son amplios y
cómodos, con espacio para nuestras piernas.... A diferencia de la
música Malgache a todo trapo que nos tenían acostumbrados, este bus
parece que salga de un musical religioso. No paramos de escuchar
canciones de misas con Aleluyas y Amenes como estribillos. Por si
fuera poco, en la fila de atrás está la familia más debota de
Madagascar, cantan todas las canciones a dos y tres voces y no se
dejan ni una.... Para este último trayecto largo, queríamos
disfrutar de todas las canciones que hemos ido escuchando, pero
parece ser que este capricho nos va a ser negado....
Pero
no, cuando llega la noche, al conductor le da por cambiar de tercio y
entonces sí que nos pone las animadas canciones malgaches a todo
trapo!
De
todas maneras, dormimos bastante bien y tras las dos o 3 paradas
reglamentarias para cambiar de conductor, vamos bastantes directos a
Tana. Sobre las 6 de la mañana, llegamos a la estación del Norte,
pero el siguiente bus lo hemos de coger en la del este. La BM va a
buscar información y enseguida encontramos un bus local para
desplazarnos a la siguiente estación. Llegamos a una pequeña
estación y sin problemas nos hacemos con dos billetes a Moramanga,
donde tenemos que coger el siguiente y último bus a Andasibe.
Desayunamos mientras esperamos que el taxi-b se llene y cuando lo
hace, partimos, para llegar a Moramanga 2 horas después, pasando por
preciosos paisajes verdes, ríos, arrozales y pueblos de montaña. En
Moramanga tenemos la suerte que el siguiente bus sale exactamente de
la misma taquilla en la que estamos y aunque hay que hacerse espacio
entre los locales para comprar los billetes, conseguimos coger el bus
siguiente, que es una especie de bus-tanque que creemos que servía
para desplazar los prisioneros a la cárcel, ya que no entendemos las
rejas que nos separan del conductor.
Y
por fin, tras día y medio de viaje, sobre el mediodía, llegamos a
Andasibe.
Y
aunque la llegada no es como esperábamos (el pueblo es realmente
pequeño, sólo hay una calle y no hemos visto hoteles.....) estamos
contentos de haber superado este traslado. Me quedo con las mochilas
y la BM sale a investigar. Vuelve a los 5 minutos habiendo encontrado
una preciosa habitación dentro de nuestro presupuesto y sin ganas de
seguir buscando, nos instalamos, dejamos las mochilas y salimos a
hechar una ojeada a la zona. Andasibe tiene un parque nacional y
varias reservas alrededor de éste, ofreciendo todas lo mismo: ver
los indris y alguna que otra especie, según la suerte que tengas ese
día. Así que vamos a las 3 más cercanas, nos encontramos con una
japonesa con la que habíamos coincidido en Nosy Be y reservamos un
guía para mañana en una de las reservas, que son mucho más
económicas que el parque nacional.. Por la carretera que va al
pueblo, escuchamos los gritos de los indris y vemos algún lemur, así
que esto pinta emocionante. Encontramos un lugar donde alimentarnos y
aunque la comida sólo sirve para llenarnos el estómago, hace su
función. Contentos, vamos a ducharnos (sí, por fin!!!) y ya
limpitos salimos a tomar nuestra Coca-cola, con los ojos que se me
cierran. Helados de frío, volvemos a nuestro alojamiento y sobre las
19'30 estamos en el feliz mundo de los sueños. Y aunque el lugar no
pinta tan tranquilo como nos habían dicho (el bar del pueblo está
en la esquina y los malgaches están en plena fiesta de sábado
noche) conseguimos cerrar los ojos y quedarnos dormidos.
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Adiós a nuestra casa de los últimos días |
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Y vuelta a la tortura del taxi brousse. |
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Volvemos a estar en la Tierra Grande |
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Meadero |