Nos
despertamos a las 6, hoy regresamos a la capital. Ya estamos pegando
los últimos coletazos.... Preparamos las mochilas y sólo salir,
vemos pasar un taxi-brousse, pero decidimos ir con calma. Desayunamos
en nuestro puesto habitual y al acabar somos tan afortunados que sale
otro traxi-brousse. Ingenuamente, pensamos que llegaremos a Moramanga
en un plis-plas y así hubiese sido si el conductor no hubiese parado
en un cruce durante prácticamente una hora para esperar a una
pasajera. Estamos todos calentitos y el último tramo lo hace
diligentemente. Una vez en Moramanga, paramos en una estación
diferente a la que habíamos parado a la ida, por lo que nos cuesta
un poco ubicarnos. Tenemos a los vendedores de billetes que no nos
dejan en paz. Nos ofrecen el billete por 7.000 AR y aunque intentamos
que nos hagan un descuento, nadie accede, por lo que al final pagamos
y sin más, salimos hacia Tana. Esta parte del trayecto la hacemos
sin incidentes y disfrutando de las maravillosas vistas. Una vez en
Tana, averiguamos como llegar al centro en bus local y tras algunas
indicaciones contradictorias, conseguimos encontrar al bus que nos
deja en el mismo centro. Vamos al hotel donde queremos alojarnos,
pero desafortunadamente, está lleno, así que la BM sale a buscar
otra guarida y vuelve con una habitación en el hotel de al lado.
Como nos hace ilusión pasar al menos una noche en el hotel
Moonlight, reservamos habitación para mañana y nos vamos al hotel
que ha encontrado la BM, sencillo y viejo, pero limpio.
Como
aún queda algo de sol, salimos a pasear y hacer las últimas
gestiones: cambiar dinero sobrante (sí, todavía nos ha sobrado más
y el cambio en el aeropuerto no es muy bueno), buscar información de
como llegar al aeropuerto en transporte público y donde hacer las
últimas compras. En la oficina de Turismo nos resuelven muy bien las
dos últimas cuestiones y como ya hemos hecho los deberes, nos vamos
al hotel Moonlight, donde hay internet a tomarnos la Coca-cola y dar
señales de vida a la familia.
Cena,
retirada a la habitación y ducha sorprendentemente buena....
Arroz cantonés y espaghettis a la carbonara |
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