Aunque
el plan inicial es pasar la mañana en la playa e irnos a Diego
Suárez por la tarde (el bus que tenemos que tomar a Anfiky, donde
hemos de tomar el barco a Nosy Be sale a la una de la mañana), el
mal tiempo hace que cambiemos de idea y tras despedirnos de Wancho,
tomamos el transporte local para ir a Diego. Son solo 18 km, pero nos
arreglamos para que en el transcurso de este trayecto, el conductor
se quede sin gasolina, por lo que sin más explicaciones, desaparece
con una botella de litro y medio con la que regresa en una moto-taxi
para continuar el trayecto hasta Diego. Una vez allí, tomamos un
tuk-tuk a la estación de buses, que está a 6 km para ir a comprar
el billete y asegurarnos la plaza de esta noche. Una vez allí,
empieza un diálogo para besugos con el vendedor del billete, que se
niega a vendernoslo si no tenemos teléfono local ni hotel. Nuestra
idea era dejar las mochilas en la estación y callejear hasta que
oscureciera, para volver a la estación y tumbarnos un rato hasta la
hora de subir al bus. Pero el vendedor nos informa que el bus no
tiene punto de partida, si no que va al hotel a buscarte y antes
tiene que llamarte para confirmar que todo es correcto, por lo que
sin hotel y sin teléfono, no nos puede vender el billete. LA BM se
pone tan pesada que el hombre desesperado nos da la tarjeta del
conductor para que busquemos un hotel des de el que nos hagan la
llamada. Es mediodia, hace calor y llevamos las mochilas a cuestas,
por lo que nos rendimos ante la situación y decidimos ir al hotel
donde nos hospedamos la última vez. Tras explicarles nuestro
problema y tras pagarles una recarga en el móvil para hacer la
llamada, nos informan que el bus no vendrá a medianoche, como nos
habían dicho, si no que será a partir de las 2 de la mañana. Así
que aunque queríamos ahorrarnos la noche, acabamos sucumbiendo ante
tanta incertidumbre (no es lo mismo aguantar hasta las 00:00 que
hasta “a partir de las 2” y cogemos una habitación de las
baratas, que obviamente negociamos ya que sólo vamos a estar unas
horas. Una vez acordado el tema, como el conductor del bus no
responde al teléfono, salimos a pasear y la del hotel se compromete
a seguir llamando hasta confirmar la plaza. Vamos al mercado y nos
tomamos una sopa tamaño cubo, visitamos las tiendas de souvenirs que
no tienen nada interesante y si lo tienen, es a un precio prohibitivo
y tras cenar en un puesto local al que le habíamos echado el ojo la
última vez, por la buena pinta que tenían sus platos y tomarnos
nuestra coca-cola, volvemos al hotel para descansar un rato. La
recepcionista nos informa que ya ha hecho la reserva y que el guarda
del hotel nos despertará en cuanto llegue el bus. No ponemos el
despertador, ya que no se sabe la hora exacta, hablamos un poco con
la familia, dejamos las mochilas totalmente recogidas y nos retiramos
a descansar todo lo que podamos antes de meternos en la máquina de
la tortura.
|
Pescadores en Ramena por la mañana |
|
Parada de venta de radios. Mercado de Diego Suarez |
|
Vendedora descansando por su duro trabajo bajo el sol |
|
Nuestra última Coca-cola en Diego. Fresca de la nevera..... |
No hay comentarios:
Publicar un comentario