lunes, 5 de septiembre de 2016

29/08/2016 De Ramena a Diego Suárez

Aunque el plan inicial es pasar la mañana en la playa e irnos a Diego Suárez por la tarde (el bus que tenemos que tomar a Anfiky, donde hemos de tomar el barco a Nosy Be sale a la una de la mañana), el mal tiempo hace que cambiemos de idea y tras despedirnos de Wancho, tomamos el transporte local para ir a Diego. Son solo 18 km, pero nos arreglamos para que en el transcurso de este trayecto, el conductor se quede sin gasolina, por lo que sin más explicaciones, desaparece con una botella de litro y medio con la que regresa en una moto-taxi para continuar el trayecto hasta Diego. Una vez allí, tomamos un tuk-tuk a la estación de buses, que está a 6 km para ir a comprar el billete y asegurarnos la plaza de esta noche. Una vez allí, empieza un diálogo para besugos con el vendedor del billete, que se niega a vendernoslo si no tenemos teléfono local ni hotel. Nuestra idea era dejar las mochilas en la estación y callejear hasta que oscureciera, para volver a la estación y tumbarnos un rato hasta la hora de subir al bus. Pero el vendedor nos informa que el bus no tiene punto de partida, si no que va al hotel a buscarte y antes tiene que llamarte para confirmar que todo es correcto, por lo que sin hotel y sin teléfono, no nos puede vender el billete. LA BM se pone tan pesada que el hombre desesperado nos da la tarjeta del conductor para que busquemos un hotel des de el que nos hagan la llamada. Es mediodia, hace calor y llevamos las mochilas a cuestas, por lo que nos rendimos ante la situación y decidimos ir al hotel donde nos hospedamos la última vez. Tras explicarles nuestro problema y tras pagarles una recarga en el móvil para hacer la llamada, nos informan que el bus no vendrá a medianoche, como nos habían dicho, si no que será a partir de las 2 de la mañana. Así que aunque queríamos ahorrarnos la noche, acabamos sucumbiendo ante tanta incertidumbre (no es lo mismo aguantar hasta las 00:00 que hasta “a partir de las 2” y cogemos una habitación de las baratas, que obviamente negociamos ya que sólo vamos a estar unas horas. Una vez acordado el tema, como el conductor del bus no responde al teléfono, salimos a pasear y la del hotel se compromete a seguir llamando hasta confirmar la plaza. Vamos al mercado y nos tomamos una sopa tamaño cubo, visitamos las tiendas de souvenirs que no tienen nada interesante y si lo tienen, es a un precio prohibitivo y tras cenar en un puesto local al que le habíamos echado el ojo la última vez, por la buena pinta que tenían sus platos y tomarnos nuestra coca-cola, volvemos al hotel para descansar un rato. La recepcionista nos informa que ya ha hecho la reserva y que el guarda del hotel nos despertará en cuanto llegue el bus. No ponemos el despertador, ya que no se sabe la hora exacta, hablamos un poco con la familia, dejamos las mochilas totalmente recogidas y nos retiramos a descansar todo lo que podamos antes de meternos en la máquina de la tortura.

Pescadores en Ramena por la mañana



Parada de venta de radios. Mercado de Diego Suarez

Vendedora descansando por su duro trabajo bajo el sol

Nuestra última Coca-cola en Diego. Fresca de la nevera.....

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