miércoles, 29 de junio de 2016

11/09/2015 Harar

Justo levantarnos la B.M sale a buscar un nuevo alojamiento mientras yo ganduleo un rato más. Al final resulta que donde estamos es lo mejor que hemos encontrado, pero nos cambiamos de habitación a otra con baño compartido. Ha coincido con otros viajeros que están igual que nosotros desesperados por encontrar algo decente en la ciudad, pero la misión fracasa....
Salimos con hambre de conocer la ciudad amurallada Patrimonio de la Humanidad y también con hambre de llenar nuestros buches. Lo segundo resulta fácil y agradable, encontramos un restaurante en la plaza principal donde hacen huevos revueltos con pan y te muy buenos.
La ciudad la recorremos en un diaa, y la verdad no entendemos porque es tan especial, a parte de la olor a orina, cagadas humanas y gente pidiéndote dinero constantemente.
La única ventaja que le vemos, es que al estar en el desierto, hace calor, la ropa se seca y no tenemos los pies mojados durante todo el día, incluso la B.M parece se encuentra mejor.
Por la noche asistimos al espectáculo del hombre hiena, mas que nada consiste en un hombre que cada día trae 2 cubos de carne y les da de comer, incluso deja que algún turista lo haga... Según la oficina de turismo, el espectáculo era gratuito porque el hombre lo hacia para conectarse con las hienas y por razones espirituales, pero en la realidad la única conexión es con los dólares de los turistas. Por supuesto, al descubrir que no pagaríamos, uno de sus ayudantes nos echa de “buenas maneras”. Pero para ver esto a las luces de un 4 x 4 prefiero ir al circo.

Tras la mini función nos retiramos a dormir.





















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