El
susto de ayer por la noche no nos ha impedido dormir como marmotas,
hoy nos lo tomamos con mas calma que de costumbre, el avión no sale
hasta media-tarde, así que hacemos las mochilas y las dejamos en
recepción y salimos a desayunar que por la hora que es casi nos
quedamos sin almuerzo. Paseamos por las calles que más nos han
gustado y como nos sobra dinero nacional para parar un tren, nos
damos todo tipo de antojos.
Una
vez que el reloj marca la hora señalada, volvemos al hotel, nos
duchamos cogemos las mochilas, les agradecemos sus servicios y la
amabilidad recibida y nos vamos a la estación de buses.... y como
siempre ocurre, cuanto mas tiempo dispones y menos prisas tienes,
antes llega el bus y antes llegas al aeropuerto, es algo que nunca he
entendido.
Una
vez en el aeropuerto, pasamos los trámites reglamentarios, nos
libramos de todas las trampas de Ryanair y nos despedimos de
Marruecos en esta primera incursión, que tenemos claro, no será la
única.
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