Estos
3 días los pasamos exclusivamente en la capital y más concretamente
en la zona turística y en el zoco, terminando conociendo todas las
calles del laberíntico mercado.
Para
empezar los días, sólo salir del hotel parada obligatoria en un
puesto ambulante en la sombra donde preparan unas Bisaras deliciosas,
llenando nuestros estómagos y dándonos energía para el resto del
día. Con la alforja bien llena, empezamos nuestro trekking diario
urbano, callejuela arriba, callejuela abajo, ahora giramos a la
derecha, luego a la izquierda y finalmente nos hemos perdido, hasta
ir a parar en algún sitio que vagamente nos suena y volvernos a
perder.
En
las horas de calor, sólo paramos a comer en cualquier lugar que nos
parezca lo suficientemente apetitoso, refrescarnos un poco,
descansamos los pies mientras comemos y seguimos con el trekking.
Cuando
el sol baja un poco las calles se llenan de turistas y se hace más
difícil disfrutar de la tranquilidad y el caminar a tu aire. El
juego cambia: las callejuelas parecen hormigueros de personas con lo
cual estamos más pendientes de no ser arrollados por la marabunda
que de disfrutar de la zona.
Para
escaparnos sólo nos queda ir a la plaza y deleitarnos con todo tipo
de espectáculos que se nos ofrecen, a veces creo que estoy en un
gran circo y la verdad sea dicha, me lo paso de miedo.
Por
supuesto, la cena es tan deliciosa como el desayuno y de postre el
anhelado batido de frutas, toda una delicia.
Tras
la cena paseamos un poco y ya sin mucha mas demora, a dormir que el
día ha sido largo y provechoso.
En
estos 3 días quiero remarcar que una mañana la B.M. y yo fuimos a
los baños árabes (hammam) toda una experiencia y realmente cuando
salí del baño me sentí extremadamente limpio, la pena fue que
pasados 5 minutos y con la calor que hacia volví a estar como
siempre. En estos baños puedes contratar los servicios de un
“masajista” que tras someterte al vapor durante más de 10
minutos y cuando ya ha salido hasta la última gota de agua que queda
en tu organismo en forma de sudor, te frota con una esponja de
esparto hasta arrancarte la última partícula seca de tu piel,
dejándote esta como el culo de un bebé....
En
la última noche a la B.M. le abrieron la mochila sin que se enterase
y le robaron calderilla y las llaves de la habitación, cosa que nos
obligo a ir corriendo hasta el hotel a informarlos y a pedirles una
copia de la llave y luego a poner una denuncia que no nos llevó a
ninguna parte, una pena. Pero el aviso nos recordó que no podemos
bajar la guardia y es que la verdad, en este viaje, ya la habíamos
dejado más que baja....
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