Volvemos
a tener las mochilas a la espalda y esto siempre es buena señal,
esta vez nuestro destino es Etiopía, la cuna de la civilización,
pero de momento estamos en el aeropuerto de Barcelona esperando
nuestro avión, este año nos a tocado Turkish airlines, veremos que
tal es.
El
avión todo un lujo, pantallitas y auriculares por pasajero e
infinidades de películas para ver, por no hablar de la comida, que
está deliciosa. El avión no vuela directamente a Addis Abeba sino
que hacemos escala en Istambul. El avión llega con retraso, solo
tenemos 10 minutos para cambiar de avión y terminal, no tengo claro
que lleguemos y menos aun que lleguen nuestras mochilas, pero
finalmente nosotros pasamos la prueba, las mochilas lo sabremos al
llegar. El siguiente vuelo transcurre sin novedad, mirando pelis y
sin parar de comer. Llegamos a las 12 de la noche, pasamos todos los
controles y el visado nos cuesta el módico precio de 50$ por cabeza
(creo que nunca habíamos pagado tanto por un visado. Además,
teniendo en cuenta que en estos momentos el euro y el dólar están a
la par, sólo por pisar el suelo nacional, nos aligeran 100 euros de
nuestro peso. Como es de noche, no tenemos reservado nada y nadie nos
espera, decidimos pasar la noche en el aeropuerto en la zona de
recogida de maletas (Sí llegaron con nosotros, todo un milagro) y no
somos los únicos porque los operarios hacen lo mismo que nosotros.
Nos agenciamos de un banco con unos cartones, pero al cabo de un rato
un empleado viene a reclamarme el sitio y me tengo de cambiar a otro
banco. Se oye llover a mares y hace mucho frío gracias al aire
acondicionado, pero eso no nos priva de echar unas cabezaditas.
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