sábado, 13 de agosto de 2016

07/08/2016 De Belo Sur Tsibirina a Bekopaka.

A las 7 estamos clavados en la taquilla, pero no hay nadie. Después de una hora, aparece un señor que nos dice que el taxi brousse saldrá a las 8. Le decimos que ya son las 8 y nos dice que entonces quizás vendrá más tarde, que volvamos después. Vamos al hotel, recogemos las mochilas y nos plantamos de nuevo en la taquilla, donde por fin aparece la responsable, que nos dice que el taxi brousse saldrá a las 15 horas, pero que volvamos a las 11. No entendemos para qué hemos de volver a las 11, pero decidimos obedecer. Con el rato que nos queda, nos acercamos al embarcadero a sacar alguna foto. Cuando volvemos a las 11, hay una furgoneta destartalada y oxidada en la calle y la responsable nos dice que es el taxi-brousse. Estamos contentos, al menos parece que algo empieza a salir bien. Nos sentamos con la gente que está sentada por la calle y esperamos. Esperamos. Esperamos..... Por fin, subimos al taxi brousse y nuevamente nos ofrecen ir en la cabina de la furgoneta, detrás del conductor. Al lado del conductor van dos pasajeros más, en segunda fila somos 4 y en la parte trasera, distribuidos en dos bancos (uno a cada lado) más una fila central que va sentada en el suelo, van unas 20 personas, apretadas como sardinas y sudando la gota gorda. Cuando el conductor decide arrancar, resulta que no tiene batería. Una vez solucionan el problema, parece que hay algún problema en el motor. Mientras arreglan todos estos percances, los pasajeros siguen encerrados en la lata trasera bajo el sol.... Pasado no sé cuanto rato, la furgoneta empieza a moverse. Vamos hasta la esquina y hacemos la primera parada para poner gasolina. Seguimos hasta la siguiente esquina, el conductor para el motor y se va. Nos deja a todos sin explicación. Poco a poco, todo el mundo baja de la furgoneta con cara de resignación y nos sentamos a esperar la vuelta del conductor. Vuelve una hora más tarde. La furgoneta no arranca y la tienen que arrastrar hasta que el fin se mueve sola. Subimos todos de nuevo y empezamos el trayecto. En principio, lo que había de ser un traslado de 4 o 5 horas se convierte en un traslado eterno e infernal. Parece que no vamos a llegar nunca, la carretera tiene algunos tramos totalmente intransitables, con agujeros, puentes caídos que nos obligan a desviarnos.... Si esto fuera poco, el conductor para constantemente, a saludar a amigos suyos, a tomar un café, una cerveza.... Los pasajeros (nosotros entre ellos) no dejamos de intercambiar miradas cada vez que se para la furgoneta, pero al conductor le da igual... Finalmente y cuando ya está oscureciendo, llegamos a la orila del ría Manambolo, donde por fin algo nos sale mejor de lo que esperábamos, ya que la furgoneta del infierno también coge el ferrys que nos llevara a Bekopaka, ahorrándonos tener que andar los últimos 3 km que hay desde el embarcadero hasta el pueblo. No nos lo podemos creer cuando por fin llegamos, casi se nos caen las lágrimas... En principio, tenemos una reserva hecha, pero nos da miedo que nos pase como en Belo y eso nos tiene un poco preocupados. Sólo bajar, un conductor nos ofrece llevarnos mañana a los Tsinguis, pero en este momento tenemos otras preocupaciones en la cabeza y nos lo sacamos de encima amablemente. Caminamos el kilómetro que nos separa de nuestro hotel y al llegar..... sorpresa!! Y muy agradable!! Nos reciben con un zumo fresco, la reserva está correcta, nuestro bungalow es muy bonito, hay hamacas y tumbonas... Parece que hayamos llegado al paraíso después de todo el día esperando al taxi-brousse y después viajando en él, esta vez más que nunca, una vez en la habitación damos gracias.
La BM sale corriendo a preguntar a la dueña si es posible quedarnos una noche más (en principio sólo habíamos reservado dos noches) y cuando esta nos dice que sí, brincamos de alegría!

Una vez instalados, volvemos al pueblo a cenar, tomarnos una Coca Cola y regresamos al hotel para chatear con la familia y volver a nuestra cabaña para entrar sin demora en el reino de los sueños.

En la taquilla

Esperando horas y horas la salida de la furgoneta

Como siempre, no hay trayecto sin avería

Hoy también cruzamos río para llegar a Bekopaka

Nuestra cabañita del hotel.

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