sábado, 13 de agosto de 2016

09/08/2016 Parque Nacional de Tsingy de Bemaraha

Nos cuesta levantarnos, pero ahí estamos y no somos los únicos... A las 06h estamos en el punto de reunión, nos subimos al 4x4 que nos traslada, junto al guía que ha ido a buscar antes de recogernos, a la entrada del parque. Aquí nuestro guía que no sonríe nada, nos explica las normas del parque y nos da a cada uno un arnés porque una parte del trekking es una vía ferrata.
Sólo empezar vemos a una familia de brown lemures y no se nos cagan encima de milagro. También avistamos algún sifaka, pero están demasiado altos subidos en los árboles para poderlos ver bien. Una vez librada la parte del bosque llegamos a lo interesante del día. La subida al tsingy es muy increíble y a medida que subimos las vistas mejoran exponencialmente, aunque aquí hemos de hacer uso del arnés. Una vez arriba me cuesta avanzar, no se donde colocar los pies, parezco un faquir caminando entre cuchillos, pero en cuanto consigo levantar cabeza y estabilizar los dos pies, puedo ver las vistas y la belleza del lugar. Los demás van más sueltos que yo, deben estar más avanzados en el curso de faquires.
El momento estrella es cuando hemos de cruzar un puente colgante a no sé qué distancia del suelo... pero no sólo cruzarlo, sino llegar a él, pasarlo mientras la B.M me pide que pose y bajar el tsingy. Una vez abajo continuamos por el bosque y bordeando los tsingys. De vez en cuando paramos a descansar con la excusa de comer alguna cosa. Pero si algo llevo mejor que las alturas, son los sitios cerrados, como cuevas y túneles estrechos, y esta parte del día es la que quisiera evitar. Según el guía sólo son 300 metros de espeleología, pero a mí me parece una milla. Salgo de los túneles y cuevas más blanco que un muerto y aquí el buen guía nos dice que descansemos y comamos, vamos bien de tiempo. En cuanto he llenado el estomago y he conseguido volver a mis pulsaciones normales volvemos a ascender a otro tsingy. Esta vez me parece más espectacular que el de la mañana, no paro de hacer fotos y de tanto en tanto me obligo a mirar las vistas, para mi pesar este también tiene un puente colgante y las tablas de madera usadas y gastadas no hacen que mi corazón lata más despacio. Una vez visto lo visto hacemos el descenso, que es otro de los puntos estrellas del día, ya que las vistas y los acantilados que vemos son asombrosos, y una vez abajo doy gracias de seguir vivo. Ya sólo nos queda volver al punto de encuentro por el bosque. Nada, una caminata de una hora.
Una vez en el 4x4 volvemos al hotel. Teóricamente mañana tenemos que coger el taxi brousse, pero la BM les hizo la propuesta a Jesús i Virginia, nuestros compañeros de excursión, de pagarles a ellos lo que nos cuesta los taxi brousses de regreso y que nos lleven con su chófer. Jesús lo consulta con el chófer, pero este quiere que le paguemos a él los 100.000 Ar que nos costaría el regreso. Esta propuesta no nos parece muy correcta, puesto que aunque para nosotros es buena (volveríamos en un día en vez de dos) y para el chófer también, Jesús y Virginia no ganan nada con el asunto. Tras comentarlo con ellos y decirnos que por ellos no hay problema, finalmente aceptamos su generosa propuesta y acordamos salir mañana a las 6 de la mañana.

Vamos a cenar al pueblo y tomarnos nuestra coca-cola mientras brindamos por el éxito de la excursión de hoy y al volver Jesús nos pide que le dejemos el ordenador para pasar las fotos de su móvil a un USB, puesto que la memoria de su teléfono está agotada. La BM se queda con él mientras hacen el traspaso y cuando acaban de hacerlo... sorpresa! Las fotos han desaparecido. Me bajo un programa de recuperación de fotos y recuperamos fotos del año 2012, pero de este viaje, nada de nada. Jesús está desesperado (vaya disgusto) y con este mal sabor de boca, nos retiramos a descansar. Pero una vez en el bungalow la BM me pide que compruebe si la copia de las fotos no estarán en nuestro ordenador y BINGO!! las encontramos. Vamos corriendo a decírselo a Jesús, que explota del gozo. Ya con estas buenas noticias y con las vistas increíble excursión de hoy, nos retiramos a dormir que mañana vuelve a tocar madrugón.

Subiendo a los Tsingys


Lemur esportive. Es un animal nocturno, durante el día duerme en los agujeros de los troncos de los árboles
En la cima de los Tsingys

El esfuerzo ha valido la pena, los Tsingys miden más de 70 metros de altura

Ya he cruzado el puente y puedo respirar tranquilo!

A través del bosque que une los dos Tsingys que visitamos hoy

Brown lemur

Para ir de un Tsingy a otro, hemos de cruzar 300 metros de túneles como este

Pero vale la pena hacerlo.

Y si no, que nos lo pregunten a nosotros!!!

Des de el mirador
Puente sobre los Tsingys



Vistas a los Tsingys

El descenso casi cuesta más que la subida
Y si no, que se lo pregunten a la BM.

Después de tanto esfuerzo, un ratito de relax en el hotel


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