lunes, 22 de agosto de 2016

20 y 21/08/2016 De Mahajanga a Diego Suarez

Seguimos con la costumbre de levantarnos temprano 06h, hacemos las mochilas, salimos a llenarnos el buche, paseamos un poco por el mercado y volvemos al hotel a darnos una buena ducha y cerrar las mochilas. Dejamos las mochilas en recepción y salimos a pasear, hasta las 15h no hemos de estar en la estación de buses... Aprovechamos para callejear por la ciudad y volver a los rincones que más nos han gustado, nos hacemos con algún que otro recuerdo del país, nos despedimos del baobab sagrado de la ciudad y cuando el sol esta en su máximo apogeo nos tomamos nuestra coca cola del día en una buena sombra. Cuando ya no nos queda nada más por ver ya es la hora de comer, y una vez comidos aprovechamos el rato libre que tenemos para conectamos a Internet y mirar todas las cosas interesantes que nos ofrece la red.
A las 14.30 salimos hacia la estación de taxi-brousses y a las 14:45 estamos allí, no sea caso que se vayan sin nosotros. Pero parece que somos los únicos viajeros, de momento no hay nadie más. A las 16 horas seguimos siendo los únicos, no hay movimiento. La BM pregunta unas cuantas veces, siempre le dicen que en menos de media hora salimos, cosa que nos estraña porque nuestras mochilas siguen en la oficina , cosa que significa que no han empezado a cargar el bus. A las 18 seguimos en la estación, pero por fin hay movimiento y se llevan nuestras mochilas. Como tienen que cargar todos los bultos y ya es la hora que es, salimos a la puerta y cenamos. Sobre las 19 horas, nos dicen que ya podemos subir al bus, pero nos ofrecen unos asientos que no son los que hemos comprado (habíamos comprado los asientos al lado del conductor). Empieza la disputa: resulta que la compañía con la que viajamos no es la compañía a la que le habíamos comprado los billetes, si no que nuestra compañía le ha traspasado los pasajeros porque no tenía bastantes como para llenar su bus. La nueva compañía tiene como política que no puede llevar a pasajeros al lado del conductor, ya que allí es donde va el copiloto. Amenazamos con irnos, pero vemos que los pobres malgaches no pueden hacer nada, ya que además se necesita un permiso de la policía para llevar pasajeros delante y no lo tienen. Desistimos de todo y subimos al bus, exigiendo un asiento al lado de la ventana, cosa que sí conseguimos y por fin emprendemos el trayecto. La noche la pasamos más o menos bien, con sus paradas correspondientes para ir al baño, comer, tomar algo.... Nos vamos durmiendo y despertando según los baches, el movimiento, las paradas..... La niña que va a mi lado, se recuesta sobre mí y se duerme en mi falta, cosa que limita mis movimientos. A las 7.30 de la mañana llegamos a Ambanja. Estamos contentos ya que según la guía, sólo nos quedan 5 horas, pero nuestro gozo en un pozo.... Parece que el bus se ha averiado y mientras lo arreglan (dicen que es la dirección) aprovechamos para desayunar. Cuando por fin se soluciona el tema, seguimos unos cuantos kilómetros para volver a hacer una larguísima parada, puesto que la dirección se ha vuelto a estropear. Bajan todos los equipajes del bus, luego los vuelven a subir.... Nos tomamos unos yogures mientras esperamos bajo el sol que ya pica y al cabo de una hora, volvemos a subir y continuamos el trayecto. Llegamos a Diego Suarez sobre las 14.30 horas, pero como los días difíciles son así, para ponérnoslo más negro (estamos sudados, sucios, cansados y hambrientos) la estación está a más de 6 km del pueblo. Decidimos ir primero a lo primero: comer alguna cosa. Y descubrimos que aquí los precios son el doble que en el resto del país. Pero como hay hambre, pagamos y callamos. Para ir al centro, hay que tomar un tuck-tuck y aunque pagamos lo que los locales nos han dicho que hay que pagar, el conductor nos pide más dinero, cosa que nos negamos a darle. Me quedo con las mochilas y la BM va a buscar alojamiento. Vuelve al cabo de una hora sin haber encontrado nada que le guste. Sale de nuevo y esta vez sí que encuentra un par de hoteles agradables, así que elegimos uno de ellos y nos instalamos. Nos duchamos y nos volvemos personas y salimos a pasear un rato. Se nota que Diego es un lugar muy turístico: todo está lleno de tiendas de souvenirs, retaurantes, pizzerias, bares y discotecas. Como estamos tan cansados, cenamos unas brochetas en la esquina del hotel y nos tomamos una coca-cola para celebrar el fin de la tortura. A las 19´30, estamos en el país de los sueños.


 
Coches para niños cargándose con energía solar. La Corniche

Hoy la marea está baja y la bahía parece que se ha tornado rojiza

Así se ve la Corniche a pleno día y con la marea baja.Parece otro lugar.

Última mirada al baobab

Y última Coca-cola antes de irnos

Antes de ir a la estación, hay que pasar por el mercado a llenar el buche

Recogiendo la mochila en el hotel

Pasando las horas, esperando a que aparezca nuestro bus


Un momento de las 30 horas en el bus

Y como siempre, la avería!

Nuestra habitación en Diego nos parece un sueño después de tantas horas de viaje. A descansar!!!!

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