Estos
2 días nos lo hemos dedicado a nosotros, es decir, por la mañana un
buen desayuno, después coger el bus hasta la Petite platge, donde
nos apropiamos de una sombrilla a tercera linea (hemos visto que por
la tarde la marea sube tanto que las 2 primeras lineas de sombrillas
quedan anegadas, obligando a los malgaches abandonar la playa antes
de hora), y nos pasamos todo el día bajo la sombrilla, comiendo todo
lo que nos ofrecen las vendedoras ambulantes de la playa, esto lo
compaginamos con algunos baños y cuando nos queda algo de tiempo nos
tiramos a la lectura.
Al
mediodía la B.M va a comprar la comida, consistente en pescado frito
acompañado de mango verde en su salsa y un poco de arroz. Vamos, que
hambre, lo que se dice hambre, estos dos días no hemos pasado.
Por
la tarde antes que oscurezca realizamos la kilométrica cola para
coger el bus de vuelta y una vez en el centro con todo nuestro
salitre en el cuerpo acompañado de arena en los pies paseamos por el
paseo marítimo, donde antes o después de este nos tomamos una coca
cola y un iogurt natural casero y un helado.... y así como quien no
quiere la cosa nos hemos cuidado y mimado estos días.
El
día 19 por la mañana antes de coger el bus dirección a la playa,
compramos los billetes de bus dirección Diego Suárez, según dicen
20 horas de bus, pero esta vez nos hemos cogido los dos asientos del
copiloto para ir más cómodos y tener las mejores vistas.
En la playa, con los malgaches |
Nadie falta a la cita |
Vendedor de flotadores y pelotas |
Cuando baja la marea, las primeras filas de sombrillas desaparecen. |
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