domingo, 30 de mayo de 2010

07/05/2010 de Tuk-Tuk a Singkil

Nos levantamos a las 06h. Ante de hacer cualquier cosa me doy el ultimo banyo en el lago, toda una gozada. Desayunamos hacemos las mochilas, nos despedimos de nuestra casita Batak y caminamos hasta el cruce para coger el primer transporte del día. El primer trayecto ya nos lo conocemos, es hasta Pangururan, e igual que ayer dura una hora. Nos deja en la “parada” de bus que nos ha de llevar a Sidikalang, pero la tarifa es desproporcionada y no hay posibilidad de rebajas. Sin salida cogemos nuestras mochilas, nos ponemos a caminar y no habiendo llegado a recorrer 300m cogemos un bus hasta Sidikalang por el precio local. Este tramo nos gusta bastante, porque la carretera esta muy mal, el bus va muy poco a poco y las vistas al lago mientras subimos la montanya son sublimes.
Estamos muertos de hambre y en cuanto llegamos a Sidikalang buscamos un warung ( restaurante local) para comer. Al salir del lago, las cantidades son generosas y los precios se reducen. Teniendo los niveles de glucosa al máximo, buscamos la parada del bus dirección a Subullu Salon. Esta vez el transporte no resulta nada cómodo. Vamos en la parte trasera, apretados para mantener el sofocante calor del autobús, y si todo esto no es suficiente, todo el suelo del bus lleno de gallinas, no sabemos donde colocar los pies. La carretera esta llena de curvas y nuestros estómagos llenos pero aguantamos lo suficiente hasta que nos trasladamos delante del bus aprovechando que baja gente. Después de mas de 2 horas nos dejan en un cruce, donde hemos de esperarnos al siguiente. Como diría Irene (la española que conocimos en Iboih) nos quieren “ tangar”(timar). Ponemos nuestras mochilas en nuestras espaldas, caminamos unos 300m, lo suficiente para salir del área de influencia. Pasada media hora pasa un bus local al cual nos subimos. Llegamos a nuestro destino después de 2 horas de infinitas paradas y eses. El buen hombre nos deja delante de una guesthouse. Terminamos pagando lo mismo que nos pedían en el cruce. La guesthouse es simple y barata, ni negociamos el precio. Somos los únicos turistas alojados. En el restaurante donde cenamos conocemos a un alemán que viene de las islas. Por lo que nos cuenta nos entran ganas de deshacer el camino y volver a Tuk-Tuk. Paseamos un poco por el centro y nos informamos de donde sale el barco. Compramos repelente de mosquitos y nos pesamos en una farmacia, los dos pesamos 54 kg, no lo entendemos ya que no nos privamos de nada. Ligeros como una pluma nos vamos a dormir.

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