miércoles, 5 de mayo de 2010

16/04/2010 Llegada a Bukit Lawang

A las 05h de la mañana nos despiertan, hemos llegado a Binjai, con mucho suenyo nos cargamos las mochilas y vamos en busca del cruce donde hemos de coger otro autobús, preguntamos a la gente que encontramos y finalmente llegamos al cruce, donde lo primero que hacemos es desayunar, que hambre tenemos! Hay opelets( transporte local) con mucha frecuencia, así que después del desayuno nos subimos en uno y nos dejamos llevar hasta la estación de buses de Bukit lawang, tardamos casi 3 horas, y una vez puestos los dos pies en tierra lo primero que hacemos es deshacernos de los cazaturistas y caminamos los 2km hasta el pueblo. La peregrinación nos lleva toda la mañana, queremos estarnos días y solo nos conformamos con lo mejor. Al final conseguimos una habitación delante del río y con unas preciosas vistas, y como vecina tenemos a una francesa un pelin rarilla, con el pelo de color purpura. Nos explica que ella habla con los animales, incluso nos explica alguna conversación que ha tenido con ellos, según dice es veterinaria, pero por estos mundos cualquiera se puede inventar una profesión, luego a saber si es o no verdad. También nos explica que tiene un novio local que esta casado con hijos y es musulmán, no sabemos que cara poner, pero guardamos la compostura y lo aguantamos todo del tirón. Una vez puestos al día, nos deja ir y sin dudarlo ni una milésima de segundo nos vamos al río a bañarnos, el agua esta buenísima y el lugar esta lleno de gente local, nos estamos aquí hasta media tarde, y de paso aprovechamos para ducharnos en el rio como la gente local. Aseados y cambiados salimos a pasear por el pueblo, que básicamente se reduce a un camino al lado del río, lleno de guesthouse, restaurantes y tiendas de souvenirs. Ya de noche buscamos un sitio donde comer y mientras nos preparan la comida la BM y yo hacemos una partida de ajedrez, que aquí en Sumatra son muy aficionados y en cualquier sitio hay un tablero. La comida esta muy buena, la Sra. acaba de ganarse a dos clientes. Ya cansados regresamos a nuestra habitación donde después de las ultimas noches caemos en un suenyo profundo del que no salimos en toda la noche.

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