Antes
de empezar el día haré un pequeño repaso a la noche: frío no he
pasado, porque ayer antes de acostarnos sacamos nuestros sacos y
solucionamos el problema, pero el nuevo inquilino de la habitación y
el vigilante literalmente nos han dado la serenata (vaya manera de
roncar), pero si con esto no tuviese suficiente ayer por la noche nos
comimos media papaya cada uno, y se me había olvidado que susodicha
fruta es diurética, y si con los ronquidos costaba conciliar el
sueño, con la bufeta llena y yendo al baño cada dos por tres
imposible. Pero al final por puro cansancio entré en los reinos de
los sueños.
A
las 06:30h estamos en pie, aunque reconozco que hoy no me hubiese
levantado, estaba en la hora dulce...Montamos las mochilas,
desayunamos como dos adultos que somos y nos despedimos de la
guesthouse, porque hoy es día de traslado. Primero cogemos un bus
hasta la estación de buses Fasankarana que solo esta a 4 km pero
tardamos casi una hora en llegar. Por el camino vemos la embajada
española pero nos da la impresión que aún no funciona, más que
nada porque los cristales del edificio tienen las pegatinas en los
vidrios.
Una
vez en la estación empieza nuestra odisea, porque no sólo somos
acosados por unos cuantos locales que tienen “buenas intenciones”
respecto a nuestra cartera, sino que no dejan de seguirnos, tocarnos
y empujarnos las mochilas, con el consecuente desequilibrio que esto
comporta. Esto nos lleva unos momentos tensos pero al final
conseguimos un billete, dejamos las mochilas en la vaca de la
furgoneta y desaparecen los malestares de los buenos intencionados.
Salimos
de destino a las 09h y llegamos a Ambrosita sobre las 16:30h, por el
camino hacemos la reglamentaria parada del aseo, dígase en medio del
bosque: mujeres por un lado y hombres por otro, y sobre las 13:30h la
parada de la comida, en la cual la B.M y yo nos comemos un bocadillo,
no queremos ser usuarios de una bolsa de plástico en lo que resta de
trayecto.
Los
paisajes por el camino son espectaculares, la tonalidad rojiza de
estas tierras hacen que todo se vea subido de tono, incluso los
arrozales acabados de recoger se ven preciosos.
Una
vez en destino, caminamos de la estación hasta el centro y una vez
aquí yo me quedo con las mochilas mientras la B.M hace el
correspondiente peregrinaje. Al final encuentra un hotel muy chulo en
el centro con todo tipo de comodidades, nos instalamos y salimos a
cenar, donde encontramos un puesto en el mercado, hoy toca arroz con
dos trocitos de panceta, nada del otro mundo pero nos ha llenado el
estómago, a uno más que a otro.
Cenados
y con las ultimas luces del día paseamos un poco, picoteamos alguna
pasta en el mercado y regresamos al hotel, donde nos deshacemos de la
suciedad y los malos olores, aprovechamos para actualizar el blog y
miramos en la guía para recoger información para los días que
estemos aquí.
Nuestra furgoneta a Ambositra. |
Los cargadores del bus. |
Por el camino nos intentan vender de todo por las ventanas. |
Y para cenar, un plato de arroz con panceta, ya en el mercado de Ambrosita. |
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