martes, 5 de julio de 2016

05/07/2016 de Ambrosita a Ambalavao

Sí o sí nos levantamos a las 06h, terminamos de hacer las mochilas, nos aseguramos de no dejarnos nada en la habitación y salimos por la puerta grande del hotel. Caminamos hacia la parada de bus, pero justo antes nos paramos a desayunar y tomarnos un buen café con pastas mientras pasan un par de escuadrones militares corriendo y cantando. Encontramos la furgoneta que nos ha de llevar a Fianarantsoa (localidad donde hemos de coger otra furgoneta hasta nuestro destino) a la primera y con la suerte que está a punto de salir.
El trayecto dura 5 horas y la carretera a medida que nos alejamos de la capital va empeorando, no así los paisajes que siguen manteniendo el standar del país.
Sin retraso llegamos a la estación de buses de Fianarantsoa, más que nada porque nuestro conductor es un auténtico Fernando Alonso, vaya manera de coger las curvas, como si le fuese la vida en ello, incluso hemos “disfrutado” del espectáculo de la bolsita de plástico (algunos pasajeros la utilizan para vaciar sus estómagos por la boca), aquí se ve la calidad de la carretera y del conductor.
El cambio de bus lo realizamos en menos de 10 minutos, yo me quedo con las mochilas y todos los pesados y la B.M va en busca del bus, como tándem estamos más que sincronizados.
Una vez al bus apretados como sardinas disfrutamos del trayecto que sólo dura dos horas y encojemos los estómagos al ver lo cerca que pasamos por el borde del precipicio (a esto último no hay manera de acostumbrarnos).
A las 14h llegamos a destino y lo primero que hacemos es buscar un local donde llenar las barrigas. Una vez volvemos a ver el mundo con buenos ojos, la B.M y yo volvemos a separarnos, yo me quedo con las mochilas y ella busca alojamiento, vuelve al cabo de media hora a recogerme a mí y a las mochilas. Nos instalamos rápidamente y salimos a buscar información, porque la razón que estemos en esta población es que todos los miércoles hacen el mercado de cebus más importante del país. Además está la reserva D'Anja donde se pueden ver lemures. Con toda la información que necesitamos hasta el momento ya sólo nos queda pasear un poco...Durante el paseo hablamos con un par de turistas un rato y luego nos despedimos, y ya de noche volvemos al hotel, donde disfrutamos de la ducha y de las comodidades que nos proporciona éste. Actualizamos el blog, chateamos con la familia y a descansar que hay que volver a recargar baterías.

Vendedores ambulantes ofreciendo comida en las ventanas del bus

De traslado y de buen humor

Casa tradicional Malgache

La calle pricipal

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