Sí
o sí nos levantamos a las 06h, terminamos de hacer las mochilas, nos
aseguramos de no dejarnos nada en la habitación y salimos por la
puerta grande del hotel. Caminamos hacia la parada de bus, pero justo
antes nos paramos a desayunar y tomarnos un buen café con pastas
mientras pasan un par de escuadrones militares corriendo y cantando.
Encontramos la furgoneta que nos ha de llevar a Fianarantsoa
(localidad donde hemos de coger otra furgoneta hasta nuestro destino)
a la primera y con la suerte que está a punto de salir.
El
trayecto dura 5 horas y la carretera a medida que nos alejamos de la
capital va empeorando, no así los paisajes que siguen manteniendo el
standar del país.
Sin
retraso llegamos a la estación de buses de Fianarantsoa, más que
nada porque nuestro conductor es un auténtico Fernando Alonso, vaya
manera de coger las curvas, como si le fuese la vida en ello, incluso
hemos “disfrutado” del espectáculo de la bolsita de plástico
(algunos pasajeros la utilizan para vaciar sus estómagos por la
boca), aquí se ve la calidad de la carretera y del conductor.
El
cambio de bus lo realizamos en menos de 10 minutos, yo me quedo con
las mochilas y todos los pesados y la B.M va en busca del bus, como
tándem estamos más que sincronizados.
Una
vez al bus apretados como sardinas disfrutamos del trayecto que sólo
dura dos horas y encojemos los estómagos al ver lo cerca que pasamos
por el borde del precipicio (a esto último no hay manera de
acostumbrarnos).
A
las 14h llegamos a destino y lo primero que hacemos es buscar un
local donde llenar las barrigas. Una vez volvemos a ver el mundo con
buenos ojos, la B.M y yo volvemos a separarnos, yo me quedo con las
mochilas y ella busca alojamiento, vuelve al cabo de media hora a
recogerme a mí y a las mochilas. Nos instalamos rápidamente y
salimos a buscar información, porque la razón que estemos en esta
población es que todos los miércoles hacen el mercado de cebus más
importante del país. Además está la reserva D'Anja donde se pueden
ver lemures. Con toda la información que necesitamos hasta el
momento ya sólo nos queda pasear un poco...Durante el paseo hablamos
con un par de turistas un rato y luego nos despedimos, y ya de noche
volvemos al hotel, donde disfrutamos de la ducha y de las comodidades
que nos proporciona éste. Actualizamos el blog, chateamos con la
familia y a descansar que hay que volver a recargar baterías.
Vendedores ambulantes ofreciendo comida en las ventanas del bus |
De traslado y de buen humor |
Casa tradicional Malgache |
La calle pricipal |
No hay comentarios:
Publicar un comentario