domingo, 10 de julio de 2016

09/07/2016 Tren de Fianarantsoa a Manakara

05:20h suena el despertador, y en menos que canta un gallo nos vestimos hacemos las mochilas, nos aseamos y salimos a la calle antes que el primer rayo de sol llegue. Caminamos hasta la estación de tren, suerte que todo es cuesta abajo. Se ve muy poco movimiento a estas horas y sólo encontramos un local abierto donde tomarnos nuestra dosis de café con pastas pero como esta al lado de la estación primero nos hacemos con los billetes que reservamos ayer. Una vez tenemos los billetes y la barriga llena nos subimos al tren, solamente hay 4 vagones de pasajeros, uno de primera con reserva que es donde vamos todos los turistas, el segundo de segunda clase y el tercero y cuarto de primera sin reserva, esta ultima modalidad no sale en la guía ni tampoco nos la dijeron ayer en el puesto de primera con reserva.
No me arrepiento de no comprar el billete de segunda clase, porque la verdad es un campo de batalla y esto que estamos en la estación de salida, veremos que pasa a medida que pasamos estaciones, pero si me sabe mal no haber conseguido la información de primera clase sin reserva, pero bueno ya no se puede hacer nada más que disfrutar el trayecto, aunque en principio se nos hace difícil, porque en nuestra parte del vagón van un grupo de españoles de lo más discretos, incluso llevan nevera, hecha a lo local, cual grupo de domingueros yendo a pasar el día al campo.
El tren sale una hora más tarde de lo previsto, pero estamos tan entusiasmados que no nos importa, todo el ambiente y ajetreo de la estación es emocionantísimo.
Cuando el tren empieza a moverse empieza el espectáculo, porque vivimos un retroceso en el tiempo que nos lleva a principios del siglo pasado. El trayecto transcurre todo por la jungla, por pueblos cuya única comunicación con el exterior es la línea de tren, que pasa dos días a la semana en un sentido y otros dos en el sentido contrario. La utilidad principal del tren es el transporte de mercancías y aprovisionamiento para los pueblos por la que la llegada a cada estación se convierte en un espectáculo de bienvenida, la gente esta a ambos lados de la vía esperándolo, y en cada estación sufrimos la lenta tortuosa de descarga y carga de todo tipo de productos (bananas, motos, mesas, bebidas, hortalizas....) a más a más hay vendedores que nos ofrecen todo tipo de comida y bebida.
Gracias a la guía del grupo de españoles (los de la nevera) nos enteramos que por un módico soborno (al cambio: un café en una terraza en España) podemos ir en el exterior de la locomotora, justo delante de la cabina del maquinista... y vaya si vale la pena, ver el paisaje desde primera fila, con una visibilidad de 180 grados, sintiendo el viento en todo el cuerpo como si una escena del titanic se tratara, y poder ver las vías del tren que no son rectas sino que van haciendo eses y tampoco están bien sujetas porque se puede ver como las vías se mueven arriba y abajo, una escena que tranquiliza mucho. Tras unas dos paradas el maquinista nos desaloja, una pena porque nos lo pasábamos de miedo y no creemos que podamos repetir esta experiencia en ningún otro sitio.
El grupo de españoles al final resultan ser muy agradables y nos hacen más ameno el viaje.

En cuanto cae el sol todo se vuelve oscuro y todos los paisajes desaparecen. Es a partir de este momento que ya podríamos llegar a destino, pero por “fortuna” aún nos quedan unas 4 horas y media. Finalmente llegamos a buen puerto sobre las 22:30h de la noche y lloviendo, al salir de la estación tenemos que lidiar con “amables” lugareños que solamente quieren facilitarnos la llegada...Tras deshacernos de todos caminamos en busca de un hotel que sale en la guía, pero por el camino nos perdemos, y esta vez si un buen hombre no sólo nos indica el camino sino que también nos acompaña hasta la puerta. Como es tarde, llueve, es de noche, sin luces en la calle, y estamos cansados, nos quedamos  en la primera habitación que encontramos, y en un tiempo olímpico, nos despojamos de la ropa y suciedad, nos ponemos los pijamas y entramos en el reino de los sueños.

Simbolo de la compañia de tren

Fotografiando la llegada de la locomotora


Gente subiendo al vagón de 2 clase

Vendedores en las estaciones

Vendedores vendiendo de todo

La B.M disfrutando del trayecto

Ambiente en una estación tranquila

Vistas desde nuestro vagon

Vistas del tren en marcha

Los paisajes si valen la pena

Recebimiento de la gente local

Vistas 180 grados desde la locomotora del tren

Gente bajando y otros intentando subir

En una parada me cuelo y juego a ser maquinista
  
Despues de unas horas la gente va cansada

La B.M y yo preparados para el viaje en la locomotora


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