05:20h
suena el despertador, y en menos que canta un gallo nos vestimos
hacemos las mochilas, nos aseamos y salimos a la calle antes que el
primer rayo de sol llegue. Caminamos hasta la estación de tren,
suerte que todo es cuesta abajo. Se ve muy poco movimiento a estas
horas y sólo encontramos un local abierto donde tomarnos nuestra
dosis de café con pastas pero como esta al lado de la estación
primero nos hacemos con los billetes que reservamos ayer. Una vez
tenemos los billetes y la barriga llena nos subimos al tren,
solamente hay 4 vagones de pasajeros, uno de primera con reserva que
es donde vamos todos los turistas, el segundo de segunda clase y el
tercero y cuarto de primera sin reserva, esta ultima modalidad no
sale en la guía ni tampoco nos la dijeron ayer en el puesto de
primera con reserva.
No
me arrepiento de no comprar el billete de segunda clase, porque la
verdad es un campo de batalla y esto que estamos en la estación de
salida, veremos que pasa a medida que pasamos estaciones, pero si me
sabe mal no haber conseguido la información de primera clase sin
reserva, pero bueno ya no se puede hacer nada más que disfrutar el
trayecto, aunque en principio se nos hace difícil, porque en nuestra
parte del vagón van un grupo de españoles de lo más discretos,
incluso llevan nevera, hecha a lo local, cual grupo de domingueros yendo a pasar el día al campo.
El
tren sale una hora más tarde de lo previsto, pero estamos tan
entusiasmados que no nos importa, todo el ambiente y ajetreo de la
estación es emocionantísimo.
Cuando
el tren empieza a moverse empieza el espectáculo, porque vivimos un
retroceso en el tiempo que nos lleva a principios del siglo pasado.
El trayecto transcurre todo por la jungla, por pueblos cuya única
comunicación con el exterior es la línea de tren, que pasa dos días
a la semana en un sentido y otros dos en el sentido contrario. La
utilidad principal del tren es el transporte de mercancías y
aprovisionamiento para los pueblos por la que la llegada a cada
estación se convierte en un espectáculo de bienvenida, la gente
esta a ambos lados de la vía esperándolo, y en cada estación
sufrimos la lenta tortuosa de descarga y carga de todo tipo de
productos (bananas, motos, mesas, bebidas, hortalizas....) a más a
más hay vendedores que nos ofrecen todo tipo de comida y bebida.
Gracias
a la guía del grupo de españoles (los de la nevera) nos enteramos
que por un módico soborno (al cambio: un café en una terraza en
España) podemos ir en el exterior de la locomotora, justo delante de
la cabina del maquinista... y vaya si vale la pena, ver el paisaje
desde primera fila, con una visibilidad de 180 grados, sintiendo el
viento en todo el cuerpo como si una escena del titanic se tratara, y
poder ver las vías del tren que no son rectas sino que van haciendo
eses y tampoco están bien sujetas porque se puede ver como las vías
se mueven arriba y abajo, una escena que tranquiliza mucho. Tras unas
dos paradas el maquinista nos desaloja, una pena porque nos lo
pasábamos de miedo y no creemos que podamos repetir esta experiencia
en ningún otro sitio.
El
grupo de españoles al final resultan ser muy agradables y nos hacen
más ameno el viaje.
En
cuanto cae el sol todo se vuelve oscuro y todos los paisajes
desaparecen. Es a partir de este momento que ya podríamos llegar a
destino, pero por “fortuna” aún nos quedan unas 4 horas y media.
Finalmente llegamos a buen puerto sobre las 22:30h de la noche y
lloviendo, al salir de la estación tenemos que lidiar con “amables”
lugareños que solamente quieren facilitarnos la llegada...Tras
deshacernos de todos caminamos en busca de un hotel que sale en la
guía, pero por el camino nos perdemos, y esta vez si un buen hombre
no sólo nos indica el camino sino que también nos acompaña hasta
la puerta. Como es tarde, llueve, es de noche, sin luces en la calle,
y estamos cansados, nos quedamos en la primera habitación que encontramos, y en un tiempo
olímpico, nos despojamos de la ropa y suciedad, nos ponemos los
pijamas y entramos en el reino de los sueños.
Simbolo de la compañia de tren
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Fotografiando la llegada de la locomotora
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Gente subiendo al vagón de 2 clase
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Vendedores en las estaciones
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Vendedores vendiendo de todo
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La B.M disfrutando del trayecto
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Ambiente en una estación tranquila
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Vistas desde nuestro vagon
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Vistas del tren en marcha
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Los paisajes si valen la pena
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Recebimiento de la gente local
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Vistas 180 grados desde la locomotora del tren
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Gente bajando y otros intentando subir
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En una parada me cuelo y juego a ser maquinista
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Despues de unas horas la gente va cansada
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La B.M y yo preparados para el viaje en la locomotora
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