jueves, 7 de julio de 2016

06/07/2016 Ambalavao

Nos despertamos antes que suene el despertador, hoy no era nada difícil porque ayer nos acostamos a las 20.30 y la B.M lo puso a las 07:30h, pero nos levantamos a las 07h: entra mucha luz por la ventana y se oye el ajetreo de la gente.
Lo primero que hacemos una vez pisada la calle es darnos un buen desayuno porque lo que se dice hambre, yo al menos, tengo mucha. Una vez alimentados caminamos en dirección el mercado de cebues que según la guía es el más grande e importante del país, pero antes nos encontramos con otro mercado también enorme y muy colorido, donde nos pasamos un buen rato. Como no queremos perdernos el mercado principal y la razón por la que hemos venido a esta población, en cuanto tomamos conciencia lo dejamos y vamos a visitar el mercado de cebues, que para nuestra sorpresa esta más que vacío... ya nos dijo el del hotel que fuésemos sobre las 09:30h porque antes no habría nada, y efectivamente así es.
Mientras esperamos que empiece la “función” caminamos por los alrededores y contemplamos las vistas que son muy bonitas.
La ventaja de llegar los primeros, es poder verlos llegar por los caminos del valle, donde yo no perdono y cuando los tengo a tiro de cámara les fotografío, inmortalizando el momento. Volvemos a la “función” cuando ya ha empezado, y así a primeras no parece nada espectacular, sino un mercado local de animales.
A medida que pasa las horas no mejora el mercado, es verdad que hay más cantidad de animales y algún que otro maltratador pero si éste es el más grande e importante del país, como serán los otros. El mercado de Lalibela (Etiopia) donde estuvimos el año pasado, era de tamaño semejante.
Sobre el mediodía volvemos al primer mercado que éste sí es mucho más interesante que el otro, donde aprovechamos para comer y visitarlo más a fondo. Sin mucho interés, volvemos al otro mercado donde al cabo de unos minutos, decidimos dejarlo para realizar un trekking por el valle. El tiempo no acompaña hoy, esta muy nublado, hace frio y viento pero de momento no nos ha llovido. Cruzamos una pequeña aldea donde somos el punto de mira de todos los niños, suerte que son tímidos y no se nos acercan...Pasada la aldea, visitamos algunas tumbas locales, caminamos entre medio de los arrozales y visitamos una pequeñísima aldea.

Lo peculiar de la visita ha sido que la gente al vernos llegar se han escondido en sus casas y nos observaban a ver que hacíamos, pero al ver que nuestras intenciones eran buenas han salido todos y nos hemos divertido un buen rato, haciendo tonterías por doquier. Como el cielo se esta poniendo más negro de lo habitual y la intensidad de la luz baja considerablemente, regresamos a la población principal, donde vemos los últimos latigazos del mercado, paseamos por alguna calle nueva, cenamos y ya de noche nos recogemos al hotel a cumplir con nuestra rutina diaria. La verdad es que a la que se esconde el sol, el frío se hace muy intenso, haciendo que no nos apetezca nada estar por las calles. Este año no hemos venido tan preparados como hubiese sido necesario, aunque tampoco es que haya nada que hacer cuando el sol se esconde. La iluminación en la calle es poca y no apetece estar fuera. Por eso nos acostamos tan temprano, ya que una vez duchados, nos tapamos con los sacos y ya no salimos de ellos. Esto nos da mucho tiempo para leer la guía, planificar y actualizar el blog. El punto flaco es que los días se nos quedan muy cortos. Oscurece a las 17.30, cenamos y a las 18 ya estamos en el hotel....

Llegada de los cebúes al mercado

Y también de las vendedoras.

Sí, la BM estaba allí!!

Transacciones

Hacemos nuevos amigos, que nos acompañan toda la mañana, pràcticamente.

Dos hermosos cebúes, estamos planteando llevárnoslos a casa.

Vistas desde el mercado

El mercado de frutas y mercancías nos resulta mucho más colorido.



Pero lo que más nos gusta son las vistas a las montañas y el tapiz de colores



Ceúes

Yo también estuve ahí!

Menudos cuernos tiene el bicharraco...

Calles de Ambalavao

Cosedoras del mercado.

Tumba

Hacía tiempo que no estaba en un pajar.

La cámara me sirve para regalar algunas risas a los niños, que nunca se han visto retratados

La BM hace lo mismo con la suya.

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