A
las 08:30h nos despertamos, se nota que estamos a nivel del mar, no
nos ha hecho falta el saco de dormir porque no hace frií, aunque desde
la cama podemos oír que la lluvia continua. Mientras yo me quedo en
la habitación haciendo la colada, la B.M va a mirar si encuentra un
alojamiento mejor que el actual, pero al final resulta que lo
encontrado ayer es lo mejor, lo único que hacemos es cambiarnos a
una habitación mejor, más amplia y más luminosa.
Salimos
a la calle y lo primero que hacemos es buscar un puesto donde
desayunar. Una vez llenado el depósito, empezamos nuestro treckking
urbano.
La
ciudad se encuentra en la costa este de Madagascar y por fin vemos el
mar índico, aunque por las olas y el color del agua no nos apetece
nada bañarnos. Aún así, la arena es blanca y esta llena de
cocoteros, nos recuerda un poco a Filipinas, vemos a la gente pescar,
pasear, los niños “torturando” a los animales y por la tarde el
paseo marítimo se llena de gente y puestos ambulantes de cocos y
pinchos de carne.
Paralelo
al mar se encuentra el canal de Pangalés en la que vemos a
pescadores desplazarse en piraguas entre un paisaje que nos recuerda
al lago Inle de Birmania, aunque aquí los pescadores van sentados y
reman con las manos.
Sobre
las 16:30h dejamos la zona marítima y caminamos por el interior de
la ciudad, volvemos a la estación de tren para verla de día, nos
tomamos un café y cuando el sol desparece por el horizonte cenamos y
con las ultimas luces del día volvemos al hotel para chatear un poco
con la familia y actualizar el blog.
El
resfriado de la B.M va a más y ahora se encuentra en su punto
álgido.
Uno de los puentes que conecta con la otra parte de la ciudad, sin servicio
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La B.M en la playa de Manakara
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Barcos pescadores en la playa
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Aldea de pescadores
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Lugareños pescando
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La B.M haciendo de las suyas
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Puestos de venta de cocos
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La B.M comiendo un par de pinchos
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Vistas de dia de la estación de tren
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